lunes, 13 de abril de 2020

DEBERSE A LOS LECTORES

La pregunta es cómo hemos llegado a esto. Y no me refiero al virus. Asomarse a buena parte de la vida periodística española es hacerlo a un abismo en el que no existe otra regla que la destrucción sistemática de la verdad. El programa de Risto Mejide es heraldo y punta del iceberg de una corrupción intelectual y moral que tiene detrás a grupos mediáticos y empresariales a los que la erosión diaria de la convivencia les importa menos que nada. El periodismo en el que creo es algo sagrado, con la necesidad imperiosa del sentido crítico y la desconfianza en nuestros gobernantes –sean del color que sean–, pero alejado diametralmente de la cenagosa trinchera en la que se ha instalado una nueva generación de usurpadores que hacen de la manipulación interesada y subvencionada su arma cotidiana de destrucción masiva. Se han reído del virus, lo han llevado al estudio, lo han coreado... Este tipo de periodistas –o lo que sea que sean– son la fotografía más nítida del descalabro perfecto al que determinados intereses quieren someter a la profesión más hermosa que existe. Recuerdo ahora la frase de mi maestro Joaquín Vidal. El periodista se debe a los lectores y tiene la obligación de ejercer con honestidad absoluta la libertad de expresión, ha de estar preparado para la tarea, informado sobre la materia que trata, ser veraz y comportarse con modestia. Una vez dicho (y comprobado) lo que tiene que decir, con asunción inequívoca de lo publicado, deja de ser protagonista de nada. Y hasta la próxima.

o Éste es mi último artículo de la serie Mira por dónde, que comencé a publicar en Diario LA RIOJA el 18 de julio de 2008 con 'La mirada de Antonio'