Diego Urdiales con tres orejas y Tomás Campos con dos, salieron a hombros
La corrida de 'Toros de la Plata' decepcionó porque se apagó demasiado pronto y Cayetano toreó muy bien al segundo de la tarde, al que cortó una oreja de peso
Tarde de triunfo en la apertura de la temporada en La Rioja. Extraordinario aspecto en el Arnedo Arena con más de 3.500 espectadores en los tendidos y mucho más allá de las orejas y de la salida a hombros de Diego Urdiales y Tomás Campos, hay que poner de relieve las buenas sensaciones que desprendieron los tres matadores, incluido Cayetano que lo bordó con su primer toro, y la maestría de un Diego Urdiales que, sin apenas toros, cuajó dos actuaciones repletas de torería, de recursos y de sabrosos pasajes en los que conviene detenerse. El primero de ellos fue el añejo galleo por chicuelinas para poner en el caballo al segundo de su lote. Caminar despacio y torear a la vez; componer en movimiento. El vuelo del capote girando como un lirio en torno al diestro. Una belleza. Si sucede en Sevilla se arranca la música. Y después, el soberbio volapié con el que despenó al astado. Una verdadera obra de arte por la pureza de la ejecución. La colocación, entrar en la suerte en absoluta rectitud y todo a cámara lenta. Hubo como un encuentro con Antonio León, aquella espada inmemorial que pareció asomarse unos instantes a Arnedo, con el torero al que tanto quiso y que cuando nadie contaba con él dijo que iba a ser torero de Madrid.
Y todo sucedió con un lote a contraestilo. El primero, grande como una catedral y feo como un paquebote. Un toro extraño al que había que conceder mucho para equilibrar su descompensada anatomía. Y lo consiguió Urdiales con la mano izquierda en varios naturales de enorme calidad. El quinto fue un animal contradictorio: tuvo buen son con el capote y después del tercio de banderillas echó el freno de mano y sólo a base de maestría terminó embistiendo merced a la capacidad del riojano, que logró la mejor serie al final en redondo y sometiendo por abajo a un toro que ya no quiso más.
Tomás Campos también rayó a gran nivel. No fue nada fácil la construcción de la primera faena. Se puede decir que se la inventó porque el toro era tardo y embestía sin demasiada entrega. Pisó el de Llerena –afincado en Arnedo– los terrenos que queman y se la jugó para darse un atragantón a milímetros de los pitones. También estuvo muy bien en el sexto, el toro de más empuje del gordísimo envío de Toros de la Plata, un burraco salpicado que peleó bien en el caballo, y con el que demostró su capacidad en series de buena factura por ambas manos. Tomás tiene una gran oportunidad en San Isidro y cuenta con argumentos para dar un golpe de atención en la capital de España.
Cayetano sólo tuvo un toro que le dio opciones, el segundo de la corrida, quizás el más claro en la muleta. Y lo toreó francamente bien, con la yema de los dedos sobre todo por el pitón derecho y en redondo, que es el espacio por el que este diestro se siente verdaderamente a gusto. El quinto debió ser devuelto a los corrales por inválido, el presidente no lo entendió así, y sólo le dio opciones para brindárselo a Diego Urdiales.
o Feria de San José. Ganadería de Toros de la Plata: corrida demasiado gorda, poco ofensiva y de baja nota. Diego Urdiales: oreja tras aviso y dos orejas tras aviso. Cayetano: oreja y silencio. Tomás Campos: oreja tras aviso y oreja. Plaza de Toros 'Arnedo Arena': Más de tres cuartos de plaza (unos 3.500 espectadores). Sábado, 23 de marzo de 2019. Primera de feria. Diego Urdiales y Tomás Campos salieron a hombros de la plaza.
o Festejo de hoy: Final del Zapato de Plata. Seis novillos de Miranda y Moreno para Uceda Vargas, Miguel Aguilar y Guillermo García. Comienza a las cinco y media de la tarde.