La cantaora abre e los Jueves Flamencos con el toque de Manuel Herrera y el compás inimitable de Los Mellis de Huelva
Rocío Márquez, que abre esta noche (20.30 horas) la XXIII edición de los Jueves Flamencos del Teatro Bretón, tiene el sabor en los labios de ‘Visto en el jueves’, su próximo e inminente disco que aparecerá el próximo uno de marzo: «Se llama así porque se trata de un mercadillo que ponen en la calle Feria, aquí en Sevilla, donde venden cosas de segunda mano. Todos los cantes y canciones que aparecen en la obra están rescatados de vinilos que yo compraba allí. Además, cuenta con unos arreglos bastante especiales y a través de él regreso a un formato más tradicional, con guitarra, percusión y voz; con Canito, que es un tocaor que me gusta mucho porque tiene una personalidad que le hace llevarse las cosas por su camino de una forma muy especial». Rocío viene de triunfar en el Festival Flamenco de Nimes (Francia), donde presentó su sorprendente ‘Diálogos de viejos y nuevos sones’, o lo que es lo mismo, su encuentro con la música barroca de la mano de Fahmi Alqhai: «Necesito esa actividad; necesito no parar; tanto es así que ya le estoy dando vueltas en un cuaderno en el que apunto todas las ideas al siguiente disco que saldrá después del que aparecerá en marzo. Me vuelvo loca por encontrar historias y sensaciones que me motiven», explica. Rocío Márquez debutó en Logroño de la mano de Íñigo Ruiz en una actuación en la Gota de Leche, además de sendos conciertos más en la Casa de Andalucía y en Fuenmayor. Se presentó en los Jueves Flamencos con una memorable actuación con la guitarra de Manuel Herrera (el mismo tocaor con el que actúa noche) en 2014 en el Salón de Columnas y regresó al ciclo al Teatro Bretón en 2016 con Miguel Ángel Cortés y Los Mellis. A pesar de su juventud, Rocío cuenta con cuatro discos de estudio, ha culminado una tesis doctoral sobre la técnica vocal en el flamenco y está considerada como una de las voces más importantes del cante contemporáneo tanto por su enorme capacidad como por los desafíos que se ha trazado merced a su instinto creativo.
Evolución
«Me siento una afortunada y doy gracias a la vida por la suerte que tengo. Pero también me doy cuenta de que todas las cosas que me han ido sucediendo han llegado poco a poco. Me subí por vez primera a un escenario con nueve años y ya tuve la sensación de que ojalá me sintiera en la vida siempre con las sensaciones que encontraba subida allí. Pero aquello era como un sueño que poco a poco se ha ido materializando; por el camino ha habido concursos, peñas y mucho trabajo. Hubo momentos que fueron puntos de inflexión y que marcaron mi trayectoria: la Lámpara Minera o el Giraldillo a la Innovación... La naturalidad con la que ha ido viniendo todo es lo que me ha hecho sentirlo como algo nada artificial y a la vez disfrutar una barbaridad cada paso que he ido dando, desde un disco a un concierto».
La prensa siempre ha reconocido su trabajo y sus apuestas más rompedoras como los discos ‘El Niño’ y ‘Firmamento’; sin embargo Rocío explica que «con la crítica flamenca me costó un poco ser yo misma por miedo a perder esa aprobación. Era como decir que después del camino que había andado a lo mejor se me echaban encima por ciertas propuestas. Pero quizás el equilibrio me lo da también el hecho de que puedo estar en una peña un día cantando por los palos más tradicionales y después en un concierto con Fahmi Alqhai o haciendo los temas de ‘Firmamento’. A lo que realmente tengo miedo a la sensación de que cante como si le diese a ‘play’ en un disco; eso me da pavor y lo evito siempre».
Rocío ha ido evolucionando en su cante de la misma forma que también ha ido cambiando su estética: «He llevado volantes pero en un momento dado dejé de llevarlos y no pasa nada. Es un ejercicio de autenticidad y creo que el orden surge desde el interior de una misma hacia afuera; es la coherencia».
Marchena, Don Antonio Chacón y Enrique Morente son fuentes de inspiración constantes para Rocío Márquez, aunque suma dos voces más: «La Niña de los Peines, una artista poliédrica en sus formas vocales y porque es un referente femenino, y también Antonio Mairena. Es curioso, Marchena valoraba tanto la creación que la anteponía a cualquier otra vertiente; y Mairena era todo lo contrario. Mairena creó mucho más de lo que se dice que creó; decía que se lo había escuchado a alguien y él luego como que lo subió al frontispicio de sus cánones. Pensando en esto siempre están presentes esas dos corrientes: la tradición y la innovación o a vanguardia. Además, siempre van de la mano; se necesitan y en el fondo son complementarias», sostiene.
La cantaora onubense habla de una anécdota que le fascina: «Demófilo escribió que Silverio se había cargado la pureza del cante al introducir el flamenco en los cafés cantantes; es decir al profesionalizarlo. Es dilema ha estado siempre presente en el cante, como el concurso de Granada organizado por Falla. Y creo que es inevitable porque existe un vínculo tan estrecho con la tradición que todavía acentúa más esa dualidad delflamenco. La pregunta es qué flamenco tendríamos ahora si en su momento no entrara en el ámbito de los cantaores profesionales», se interroga Rocío.
Manuel Herrera y Los Mellis, al toque y a un compás de ensueño
Rocío Márquez actuará esta noche con la compañía de tres músicos extraordinarios. Al toque, el sevillano Manuel Herrera, un maestro de la guitarra para cantar, tal y como demuestra el hecho de que haya acompañado a artistas de la talla de José Menese, José de la Tomasa, El Polaco, Luis el Zambo, Chano Lobato, Chocolate o Fosforito, El compás lo pondrán ‘Los Mellis’, que también estuvieron con Rocío en 2016. Son dos gemelos onubenses que desde que pisaron los escenarios apadrinados por Arcángel se han convertido en rostros imprescindibles del flamenco por su forma de sentir, vivir y soñar el compás. Dicen de ellos que «trazan exquisitas melodías y armonías imposibles empastando con una afinación magistral el eco de sus voces». o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja