Carmen Linares abre esta noche (21 h.) los XXII Jueves Flamencos del Bretón con el toque de Salvador Gutiérrez y la danza de Vanesa Aibar
Regresa Carmen Linares a Logroño para abrir los Jueves Flamencos con el toque de Salvador Gutiérrez, la bailaoraVanesa Aibar, y los ecos de su último disco ‘Verso a Verso’, su homenaje a Miguel Hernández, uno de esos poemas por los que la cantaora siente en sus proipias palabras «una devoción especial e inagotable».
-¿Cómo va a ser el recital de esta noche?
-En primer lugar tengo que decir que regreso con enorme ilusión a Logroño y a este ciclo, que me parece una verdadera maravilla por el nivel y la seriedad de cada programación anual. Para este concierto voy a realizar una selección de temas porque además de presentar mi último disco ‘Verso a verso’ (un homenaje al poeta Miguel Hernández), voy a hacer un programa en el que hay otras muchas cosas más porque sé que el cante tradicional gusta mucho en esta ciudad. Además, viene con nosotros una bailaora extraordinaria, Vanesa Aibar.
-Resulta complicado escuchar a una cantaora joven que no la tome a usted como referencia personal y artística. ¿Le halaga?
-Como artista siento un orgullo muy profundo y además me da fuerza para seguir porque me doy cuenta de que muchos ojos están puestos sobre las cosas que hago. Yo he intentado siempre ser coherente con mi trabajo, con lo que hago y siento. La clave es ser fiel a mi misma y no engañarme. Siempre he tratado de que no se me fuera la cabeza y hacer cada cosa con los pies en el suelo. Además, cuando una persona lleva dentro su profesión y realiza las cosas con cariño y respeto cada paso es muy medido. Incluso así te puedes equivocar, pero también puedes extraer conclusiones positivas, aprender en todo caso.
-Enrique Morente decía que él iba abriendo puertas y que unas daban a sitios más hermosos que otros…
-Hay que buscar las cosas para encontrarlas. Enrique era magnífico en eso y su carrera siempre estuvo marcada por el riesgo y la coherencia. Cuando indagas y encuentras un camino que uno siente como real y que está dentro de la coherencia y la calidad que tiene el flamenco te das cuenta que como artista te enriquece al máximo.
-¿Le pasó eso con su ‘Locura de brisa y trino’?
-Es una obra esencial mi vida. Me sentí una verdadera privilegiada al saber que Manolo Sanlúcar compuso todo ese trabajo para mi voz. Quizás no tengamos la perspectiva temporal suficiente, pero ‘Locura de brisa y trino’ es un disco que dio un paso de gigante en la musicalización del flamenco. Manolo es un guitarrista y un músico excepcional.
-Su antología de la mujer en el cante está considerada como una de las obras fundamentales del flamenco contemporáneo…
-Llamó mucho la atención por muchas cosas, pero también por rescatar y colocar en una obra una buena parte de lo que habían hecho las mujeres en el flamenco. Logré reunir muchos cantes antiguos y el eco de muchas cantaoras de un carácter excepcional y muchas veces completamente desconocido para el gran público. Lo hice desde la admiración a todas aquellas artistas y, desde luego, aportando mi personalidad a cada uno de los cantes. No tenía sentido repetir su obra, tenía que hacerlos míos y dotarlos de mi propio acento. Todo siempre con el máximo respeto y devoción por todas aquellas mujeres tan excepcionales.
-¿Cree que hubo un antes y un después de su carrera tras la publicación del disco?
-Sin duda, me consolidó como artista y fue definitivo para consolidar mi trayectoria.
-¿No se corre mucho riesgo al poner música a poemas tan perfectos en sí mismos como los de Miguel Hernández o Federico García Lorca?
-El riesgo es gigantesco porque estar a la altura de esos poemas es muy complicado. En este último disco, por ejemplo en el poema de las vendimiadoras hay una parte primera obra de Luis Pastor que son como unos tanguillos y la segunda, al leerla, yo la imaginé por cantiñas. El resultado para que quede redondo ha de contar con la enorme musicalidad del poema y el carácter del propio cante. Yo me pongo al servicio absoluto de una obra que ya está terminada, que es perfecta en sí misma. Cuando intentas meter un poema con calzador en un cante eso no funciona. Por eso es necesario hacer una música específica para este tipo de letras. De ahí su enorme dificultad. En ‘Raíces y Alas’, con poemas de Juan Ramón Jiménez, tuve la gran fortuna de contar con la composición de Juan Carlos Romero, que es un gran compositor que además tiene especial devoción por la poesía. En ‘Verso a verso’, en el que yo he hecho la música de muchos temas, me he dado cuenta que había letras que le iban perfectamente a la bambera, a la soleá, a la bulerías por soleá.
-¿Cómo es el proceso? ¿Lee el poema y le aparece la métrica y el ritmo de cada uno de los palos?
-Voy leyendo y vas sintiendo la música. En Andaluces de Jaén me sugería una petenera porque el poema tiene un carácter y un sentimiento muy especial. Y queda redondo. En el disco, además, tengo la fortuna de que me acompañen artistas tan grandes como Arcángel, Silvia Pérez Cruz o la Casida del sediento, con la música de Luis Pastor. La realidad es que nos hemos puesto al servicio total de la poesía y eso es lo que hace que ‘Verso a verso’ funcione.
-También pasea ahora su voz por el jazz con Jorge Pardo…
-Bueno, yo no sé si hago jazz, pero trabajar con él siempre es algo extraordinario. Las cosas que hace son increíbles y ha demostrado que los caminos para llegar al flamenco son infinitos. Lo he admirado siempre, pero coincidí con él en un concierto benéfico, le escuché tocar una taranta como si fuera un cantaor y me quedé realmente asombrada. Yo hice una cartaginesa y hubo una conexión musical impresionante. A raíz de eso hemos colaborado mucho más y he disfrutado muchísimo. o Esta entrevista la he publicado en Diario La Rioja