Foto: Justo Rodríguez |
Apenas dos minutos antes de las 18,30 horas (media hora después del horario indicado para que comenzara el festejo) un coche armado de megafonía irrumpió en el ruedo calagurritano para anunciar al público que la corrida se había suspendido por el mal estado del piso plaza. Minutos antes, las cuadrillas de toreros, encabezadas por Juan José Padilla –director de lidia por ser el diestro de mayor antigüedad– inspeccionaron el ruedo y tomaron la decisión de suspender el festejo. «En estas condiciones es imposible torear», manifestó a Diario LA RIOJA Diego Robles, apoderado y hombre de confianza del diestro jerezano. Manuel Jesús ‘El Cid’ estaba de acuerdo con la decisión de Padilla y el joven Varea, apoderado por la empresa, se mantuvo en un segundo plano, aunque según Alberto García, su apoderado y a la vez empresario del coso calagurritano, no tenía problemas en hacer el paseíllo. La realidad es que el ruedo no estaba en condiciones, aunque desde los tendidos no era posible apreciarlo. En las zonas de las rayas hacia el tercio y los adentros, el piso se hundía como una goma, lo que imposibilitaba la lidia en unas mínimas condiciones de seguridad para los diestros y los banderilleros. Óscar Eguizábal, concejal de festejos, dijo que habían hecho todo lo posible para que el festejo se celebrara: «Ha llovido toda la noche y los operarios municipales han estado toda la mañana trabajando. Después del sorteo los apoderados nos han comunicado que el festejo iba hacia adelante. Nuestra sorpresa ha sido total cuando han llegado a la plaza y han tomado la decisión de no torear», manifestó el munícipe popular.
Dos mil entradas vendidas
El empresario del coso, Alberto García, aseguró que había «más de dos mil localidades vendidas». De hecho, la cola en las taquillas antes de la corrida llegaban hasta la puerta grande: «Hemos trabajado codo con codo con los operarios del Ayuntamiento para poder llevar adelante el espectáculo, pero no ha podido ser». Cuestionado sobre si no hubiera sido más lógica la suspensión tras el apartado matutino, García manifestó que ese extremo no es «responsabilidad mía».
La noche del miércoles llovió constantemente en Calahorra y a primera hora el ruedo amaneció completamente encharcado y con todos los materiales del Gran Prix celebrado la tarde anterior sin retirar. Surge una pregunta: «¿Se podía haber empleado otra técnica diferente para acondicionar el piso». Robles, curtido en mil batallas, comentó que el error fue no retirar el agua de los charcos: «El albero es muy traicionero porque no drena. Se hizo una mezcla con la tierra y el agua y no ha dado tiempo a que se seque. Yo lo avisé desde el primer momento y le comenté a Padilla que la plaza no reunía las más mínimas condiciones para torear, por la seguridad y por el propio espectáculo». o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja