Asegura Diego Urdiales que una de las cosas que más le gustan en la vida es la paciencia: «Hay que saber esperar; Bilbao sabe hacerlo con los toreros y por eso me identifico mucho con su público», explica el matador de Arnedo unos instantes antes de poner rumbo a la capital vizcaína donde le esperan dos enormes compromisos en las Corridas Generales: hoy con los ‘victorinos’ y el sábado con Ponce y Roca Rey. Y llega como máximo triunfador de las dos últimas ediciones tras dos puertas grandes consecutivas.
-¿Vuelve a ser Bilbao su esperanza en la temporada?
-Desde luego; las cosas no salieron como esperaba en Madrid y Sevilla y otra vez me vuelvo a encontrar con esta plaza y con su gente.
-A la montaña de Urdiales vamos. Una peregrinación hacia un torero de culto, escribía este fin de semana el crítico Zabala de la Serna. ¿Le presiona o le motiva?
-Me llena de orgullo porque me doy cuenta de que como artista logro trascender y que periodistas de ese nivel lo vean y lo cuenten de esa forma me motiva. La presión existe y más cuando atraviesas una situación como la mía, pero en Bilbao siempre he logrado lo que buscaba.
-¿A qué se debe?
-Le he dado muchas vueltas. Un artista necesita un territorio para poder expresarse y en Bilbao lo he conseguido. Y ha sido esencial que los toros me hayan ayudado mucho más que en otras plazas. En Madrid es que ha sido descorazonador es lo que me ha pasado en estos últimos años, pero soy el mismo torero en Madrid que aquí.
-Hoy le esperan los ‘victorinos’, ganadería esencial en su carrera y con los que se presentó en Bilbao...
-Desde luego, esencial en mi carrera y fundamental en el toreo en los últimos cincuenta años. Es un tipo de toro que me gusta por su forma de embestir, por su humillación y su bravura. Tengo mucha confianza en que la corrida de opciones de triunfo.
-¿Recuerda aquella primera tarde con ellos.
-Sí, me pidieron dos orejas en el primer toro, que se llamaba ‘Planetario’. Fue un día inolvidable; creo que llevo seis orejas con estos toros en Bilbao.
-El sábado con otro encaste diferente (Puerto de San Lorenzo) y con dos máximas figuras: Enrique Ponce y Roca Rey. ¿Se afronta la tarde de otra manera?
-Son días y corridas muy diferentes, pero la responsabilidad es la misma. Es un gran cartel, no hay duda, pero por dentro cada uno va su historia y a su camino.
-Vuelve con los chicos de su Aula Cultural a Bilbao.
-Es un orgullo que puedan acompañarme a las corridas. Vinieron a Estella y Alfaro y ahora vienen también a participar en el programa de difusión de la cultura taurina ‘Víctor Barrio’, que está realizando la Fundación del Toro de Lidia. Para ellos es precioso. Están viviendo muy de cerca los valores auténticos de respeto, superación y esfuerzo que alberga la tauromaquia. Yo tengo la suerte de estar algunos días con ellos y me llevo verdaderas lecciones de vida.
-¿Está el toreo en el sitio que merece en la sociedad?
-No, y no sólo por factores externos; mucha culpa de lo que sucede tiene que ver en cómo estamos organizados. En ese mundo cada uno va a lo suyo y mandan los intereses de unos pocos.
-¿Con qué tarde se queda de esta temporada?
-Tras Madrid y una corrida que toreé en Leganés a principios de junio ha habido un parón largo. He pensado mucho y cuando volví a Estella hice cosas para mis adentros que me valieron una barbaridad. La tarde de Estella me ha marcado esta temporada, por cosas con el capote, la mano izquierda...
-¿Y Alfaro?
-Pude torear muy bien al natural y hacer disfrutar a la gente. Es una de las plazas en las que más a gusto me siento.
-¿Cómo se imagina que va a ser la corrida de hoy?
-Nunca piensas en un resultado concreto. Tengo ganas de torear y de que me embistan los toros.
o Esta entrevista la he publicado en Diario La Rioja