La madrugada del domingo fue exitosa para Diego Urdiales en su regreso a Aguascalientes (México) en una corrida en la que logró imponerse a un toro dificultoso y demostrar su calidad taurina en una corrida en la que hasta el momento no le había acompañado la fortuna en su lote. Como explica el crítico Juan Antonio de Labra, «no podía marcharse Diego Urdiales de Aguascalientes sin sacar lo que lleva en el alma. Y por fortuna, regaló un sobrero de Montecristo que fue bravo, exigente, y con el que el riojano se dejó la piel en una faena de esas que cautivan, tanto por su forma como por su fondo». El cronista mexicano profundiza todavía más en la actuación del torero de Arnedo: «Dicen que antes que torear hay que lidiar, y lo cierto es que Urdiales así lo hizo. Era consciente de que ‘Castañuelo’, de Montecristo, no le iba a regalar ninguna embestida, sino que tenía que poderle, hacerse de él desde el comienzo de la faena y, luego, liarse a torear con sentimiento. Sólo así iba a trascender».
De Labra subraya la entidad del toreo al natural del diestro: «Cuando se puso la muleta en la zurda, el toreo de Diego brilló con luz propia en series de mucha intensidad, sobre todo porque el toro tendía a volverse sobre las manos si no se le llevaba largo, cosido a los vuelos del engaño. Y así, uno a uno, se desgranaron esos tersos naturales, de planta firme y pecho henchido, ahí donde latía ese corazón torero que se ha fraguado en los avatares del sufrimiento».
La valoración de la obra definitiva llega al final, en la que la destaca en el conjunto de la Feria de Aguascalientes: «En esta feria de alto nivel, donde la raza de los toreros ha tenido relieve, y se ha visto torear muy bien, la faena de Urdiales alcanzó una cuota especial, porque fue ante ese ‘Castañuelo’ que legitimó lo que es el concepto de bravura, de la que nace la emoción y siempre tiene un fondo de agradecida nobleza cuando se le hacen bien las cosas». Diego no había podido mostrarse en ninguno de los dos toros anteriores. Al que abrió plaza, si acaso le dio algunos ayudados reunidos y tersos; al reservón y huidizo cuarto, nada. «Pero luego vendría ese ‘Castañuelo’ con el que Urdiales se sublimó, recio, personal, profundo e inolvidable».
Otro cronista, José Aguilera, también destacó la calidad de su toreo: «Se impuso el toreo. Diego Urdiales, en el sobrero de regalo, estuvo en torero, con detalles profundos, de esos que solo admiran los verdaderos aficionados. Torería, clase, solera y más torería. Enfrentando el comportamiento de un astado al que no está tan acostumbrado. Pero así son los grandes, capaces de afrontar cualquier situación». Diego Urdiales regresa hoy hacia España para preparar a fondo su primer compromiso de la Feria de San Isidro, que será el sábado en Las Ventas ante toros de ‘El Pilar’.
o Ficha. Décima corrida de feria de Aguascalientes. Tres cuartos de entrada en tarde calurosa. Siete toros de Montecristo (el 7º), bien presentados, de juego desigual, de los que destacó el lote de Ureña, así como el 7º., premiado con arrastre lento. Diego Urdiales: ovación, silencio y oreja. Paco Ureña: ovación en su lote. Juan Pablo Sánchez: ovación y silencio.