Malagueña del alma, cantaora por los cuatro costados y flamante ganadora de la última Lámpara Minera de la Unión, Antonia Contreras se presenta esta noche (21 horas) en el Salón de Columnas: «Vengo a cantar flamenco con todo mi espíritu y es un privilegio estar en la Gira del Norte, un evento que se ha convertido en la gran cita del invierno en el flamenco».
-¿Existe una Antonia Contreras antes y después de que el pasado verano ganara en la Lámpara Minera de la Unión?
-Yo creo que soy la misma aunque hayan sucedido cosas muy fuertes en mi vida. Ganar un premio así marca mucho, ofrece un prestigio muy importante y te abre puertas, aunque la realidad es que el Teatro Bretón ya me había llamado para actuar este año antes de que ganara la Lámpara Minera, lo que demuestra la sensibilidad de las personas que se encargar de programar un ciclo tan importante como es éste.
-¿Esperaba ganar?
-Uf, la verdad es que yo pensé que si me presentaba tenía la obligación de ir con una preparación excepcional, con los cantes absolutamente trabajados y con las formas que gustan en el concurso. Me he visto muchos vídeos de concursos de otros años y he contado con la inestimable ayuda de Juan Ramón Caro, mi guitarrista, que tiene mucha experiencia en este concurso y que me ha dado muchos consejos y mucho apoyo.
-Usted es una cantaora con mucha trayectoria y con éxitos como el de la IV Bienal de Málaga de 2015. ¿Por qué se presentó al concurso?
-Por un cúmulo de muchas circunstancias que surgían del desencanto que me provoca cómo está el mundo profesional del flamenco. Muchos programadores te piden premios en el currículo para entrar en conciertos o discos grabados. Yo tengo algún galardón de cuando era joven y colaboraciones discográficas como un trabajo sobre Falla con una sinfónica francesa, pero no un trabajo en solitario. Le di muchas vueltas y el último día de las inscripciones mandé la mía. Pensé para mis adentros que iba a ser para bien en todo caso, ganara o no.
-Mucho, ésa es la verdad. Ir a un concurso, pasar la primera prueba tras la inscripción para las fases finales, todo eso... Fue también una cura de humildad, pero le debo mucho a Juan Ramón Caro, que ha tenido una enorme confianza en mi cante.
-¿Qué es lo que cree que valoró el jurado?
-Me imagino que fue un cúmulo de cosas, desde el conocimiento de los cantes de Levante, la propia voz y también la personalidad. Además, y al contrario de lo que suele ser habitual llevé mi propio repertorio de letras, y muchas de ellas se salían de la tradición de estos cantes. Quise asumir ese riesgo porque es algo que hecho durante toda mi carrera y creo que era lógico mantenerlo en el concurso.
-¿Qué le debe a la Unión?
-Mucho, estoy muy agradecida. Ganar el concurso ha dado un serio respaldo a mi carrera y me va a permitir grabar el disco que tanto anhelo y entrar en circuitos que hasta ahora me parecían inalcanzables. Sin embargo, también hay algo muy personal que tiene que ver con lo que he crecido como persona y como cantaora.
-¿Se siente identificada con los cantes de Levante?
-Siempre los había cantado, pero ahora los hecho muy míos, tanto por lo que los he estudiado como por su propia belleza. De alguna manera, yo soy más cantaora de palos con menos ritmo, que teniéndolo, no surgen de ese compás que ofrecen otros espacios del flamenco como puede ser Cádiz. Disfruto mucho cantando por soleá, por siguiriyas, por tonás... Y los cantes de Málaga, claro.
-¿Por qué es tan hermosa la Malagueña?
-Creo que tiene en su propia estructura cosas de una belleza formal increíble, desde la solemnidad de la apertura de la guitarra a la musicalidad interior de sus diversos tercios.
-Y dos de sus grandes creadores fueron El Mellizo, que era de Cádiz; y Don Antonio Chacón, el genio jerezano... Dos cantaores que no eran precisamente de Málaga...
-Ésa es una de las grandezas que tiene el flamenco, que en cada estilo exista un gran número de variedades y de cantes que surgen del tronco común.
-Usted frecuenta la Malagueña de ‘La Trini’. ¿Por qué?
-Ella hizo varias creaciones de malagueñas y la verdad es que me gusta muchísimo.
-¿Cómo se identifican?
-Salen con el cante, son por cosas muy sutiles, también por las distintas letras. Personalmente como me gusta explicarlas y diferenciarlas es cantándolas.
-Esa biodiversidad de cantes constituye una de las principales riquezas del flamenco. ¿Cree que están en riesgo de extinción?
-Un poco sí, porque la mayoría de los repertorios más habituales se ciñen a seis o siete cantes y se quedan ahí. Es muy hermoso profundizar en los distintos cantes y ofrecer ese legado a los que vengan.
Juan Ramón Caro, la elegancia del toque barcelonés
Juan Ramón Caro es un tocaor elegante, profundo y peculiar, formado en el cante puro y tradicional, dio el salto con los cantaores catalanes de su generación, tales como Duquende, Mayte Martín, Ginesa Ortega o Miguel Poveda, y a partir de allí, producto de su paso por el ‘Taller de Musics’, su encuentro con otras músicas, especialmente el jazz, blues y armonía en el. Ha participado en giras y en festivales de gran prestigio por toda Europa, América y Asia, como el Festival de Jazz de Grenoble, Festival de Flamenco de Ciutat Vella-Barcelona, Festival de Tokio, Festival de Flamenco de Nueva York. Su disco, ‘La Rosa de los Vientos’, es una verdadera joya. Es un guitarrista flamenco contemporáneo de toque moderno y profundidad antigua, virtuoso del instrumento en sus tres vertientes: toque para baile, cante y guitarra solista de concierto, además de su pasión por el cante, que conoce al dedillo y en el que ha realizado sus propios pinitos. En su disco ‘Rosa de los Vientos’, que es una verdadera joya, participan Enrique Morente, Miguel Poveda, Arcángel, Leo Triviño y hasta el propio padre del guitarrista, Juan Manuel Caro. o Esta entrevista la he publicado en Diario La Rioja.