jueves, 2 de marzo de 2017

Esperanza Fernández: «Convivir con músicas distintas al flamenco me ha enriquecido como cantaora y artista»

Esperanza Fernández trae al Teatro Bretón una nueva visión del flamenco con la unión de distintos cantes y el toque de Miguel Ángel Cortés

Esperanza Fernández debutó en los Jueves Flamencos en 1999 y con el concierto de esta noche (21 horas, Teatro Bretón) sumará cuatro actuaciones en un ciclo al que adora: «Me encanta actuar por el norte, aquí la gente vive el flamenco de una manera especial, con un respeto y un cariño que me conmovió desde mis inicios y que me sigue emocionado como la primera vez que actué en Logroño».
-¿Siempre el cante en su carrera?
-Nunca lo podré dejar porque me siento cantaora de flamenco desde antes de nacer. En mi casa se respiraba todo este mundo desde siempre y yo estaba predestinada a cantar y además me siento muy orgullosa de ello porque me ha dado la oportunidad de vivir cosas inolvidables.
-Sin embargo, sin abandonar el cante, siempre ha estado muy cerca de otras músicas.
-Eso es y ha sido constante fundamental en mi carrera. Tuve la enorme suerte en 1994 de hacer el espectáculo ‘A Oscuras’ con Enrique Morente en la Bienal de Sevilla organizada por José Luis Ortiz Nuevo. Yo era una niña y estar en aquel escenario con uno de los más grandes de todos los tiempos me marcó mucho. De hecho, la figura de Enrique ha sido esencial en el flamenco contemporáneo porque se atrevió a abrir unas puertas e indagar en unos territorios que en esos momentos estaban prácticamente inexplorados. El flamenco se puede abrir y mi crecimiento personal como artista también ha estado ligado desde siempre a la experimentación de otros mundos y otras expresiones musicales.
-Vino a Logroño también en un ‘Actual’ con Gerardo Núñez en músicas muy relacionadas con el jazz.
-Ése ha sido otro de los grandes espacios vitales de mi carrera. El jazz es una música que permite buscarte de una manera diferente pero marcada a la vez por una profundidad muy verdadera.
-Siempre habla de aquel trabajo con Mario Maya como una de las claves en los inicios de su carrera.
-Y tanto, yo apenas tenía dieciséis años y tuve la oportunidad de ir de primera cantaora en su grupo. Me di a conocer y marcó mi vida. De alguna manera dejé de ser la hija de para pasar a que me reconocieran por mi valía. Además, es que me enseñó a moverme por el escenario, porque hay que saber hacerlo todo y con él comencé a soltarme de verdad.
-Luego llega la figura de Manuel de Falla y el ‘Amor Brujo’.
-Ha sido muy importante porque me dio la oportunidad de entrar en el mundo de la música clásica. Comencé con la orquesta Joven de Andalucía interpretando en diversos conciertos y con la que grabé la versión íntegra de la obra -versión 1915- con la dirección de Juan Udaeta. Recibí el Premio Andalucía Joven de Flamenco de la Junta, y al año siguiente, grabé otro Amor Brujo con la Orquesta Sinfónica de Cataluña, bajo la dirección de Edmon Colomer con motivo del Año Falla. Gracias a esta obra he tenido el privilegio de actuar por todo el mundo y ser dirigida por los mejores directores, como Yehudy Menuhin o compositores de música contemporánea como Mauricio Sotelo.
-Y dar sus pinitos como actriz...
-Eso fue en el Café de Chinitas, con el Ballet Nacional de España. Fue muy importante porque siempre me había gustado interpretar y en esta obra además de cantar hay que actuar. Fue muy hermoso y una experiencia inolvidable.
-¿Todo eso la separó del flamenco más ortodoxo, de lo jondo?
-Para nada, todo lo contrario, me enriqueció. Personalmente no tengo ningún debate hacia el tema. Sé que se dijeron y se dicen cosas, como que te puedes contaminar, pero creo que es exactamente todo lo contrario. Te hace crecer como artista porque lo que haces es sumar cante en tu alma, estilos, recursos, experiencias. Y luego te sirven para desenvolverte en el escenario y para buscarte todavía más profundamente como artista.
-¿Le ha cantado hasta a Saramago?
-Y muy orgullosa de ello. ‘Mi voz en tu palabra’ fue un disco con la dirección de David Peña Dorantes y me ha dado enormes satisfacciones.
-Y lego llegó el homenaje al maestro Lecuona.
-Muy emocionante. Ahí tuve la oportunidad de conocer al pianista Gonzalo Rubalcaba y fue el detonante de uno de mis últimos proyectos. Me encanta Benny Moré y pensé en unir su música a la de nuestro Manolo Caracol. Dos músicos muy distintos pero con mucha alma. Cogí un avión y me fui directa a Miami a exponerle la idea a Gonzalo Rubalcaba y se ha transformado en uno de los proyectos más bonitos de mi vida. Nos acaban de llamar de Miami porque le han dado un premio al mejor espectáculo musical de los estrenados allí el año pasado.
-Ha trabajado con los más grandes del flamenco, y todos ellos, como es su caso, han tenido la inquietud de buscar cosas nuevas.
-Es lo natural, lo que te hace sentirte viva, con ideas frescas, con ganas de crecer como artista.
-¿Cómo será el concierto de esta noche?
-Un repertorio grande que estrené en la Bienal de Sevilla. Vengo con Miguel Ángel Cortés, con el que llevó toda la vida en el escenario y que tiene la capacidad de sonar diferente con cada artista, tanto con Arcángel o con Rocío Márquez. Mi idea es fusionar cantes. Por ejemplo, la soleá de Triana con la caña; la Mariana con los tangos de Gracia. Es una cosa que hicimos en Sevilla y que impresionó a la gente, porque transito por Serranas o marianas, que son cantes muy desconocidos y que no suelen caber en los repertorios de los cantaores. Me gusta mucho rebuscar en esos cantes el flamenco más grande y más genuino. Creo que la gente va a disfrutar porque yo lo pienso hacer...

El extraordinario toque de Miguel Ángel Cortés 
Miguel Ángel Cortés entusiasmó el año pasado en su actuación con Rocío Márquez, de la misma forma que lo había hecho ya en Logroño tanto con Arcángel como la primera vez que vino con Esperanza en 2004. Este tocaor de Granada se ha convertido en una de las principales guitarras flamencas contemporáneas, tanto en su versión como guitarrista en concierto como en tocaor de acompañamiento. Miguel Ángel está en la senda de los grandes guitarristas del flamenco, con un lenguaje muy personal y dotado, además, de una exiquisitez sencillamente maravillosa. Su disco ‘El calvario de un genio’, a pesar de que ha pasado un tanto desapercibido, es una joya del toque. o Esta entrevista la he publicado en Diario La Rioja