Ciriaco Díez Dueñas, banderillero y doblador de los encierros de San Fermín, falleció el miércoles en Logroño a los 82 años de edad. El torero logroñés fue herido de extrema gravedad en el encierro del lunes 8 de julio de 1987, cuando fue embestido por la espalda por un cabestro cuando llevaba a un toro de Guardiola a punta de capote hacia la puerta de chiqueros para evitar la cogida a un corredor que temerariamente había citado al astado. El parte médico resultó brutal: luxación cervical en las vértebras C5 y C6. Nunca más se levantó de una silla por su propio pie. Ciriaco fue trasladado al Hospital de Parapléjicos de Toledo y el mundo taurino riojano se volcó con él a través de la organización de un festival en el coso de La Manzanera en octubre de ese mismo año, en el que toreó Joselito y le dejó al banderillero herido más de 7 millones de pesetas de la época. Su carrera como hombre de plata fue extensísima, con más de 32 años como profesional y un nada desdeñable bagaje de 1.800 actuaciones. El torero nació en Logroño en 1935 y fue a las órdenes de matadores de la talla de Antonio Ordóñez, Diego Puerta, Paco Camino, Dámaso González o Curro Vázquez. En Las Ventas era conocido como el torero de los mexicanos, ya que en una de aquellas temporadas actuó con todos y cada uno de los charros que pisaron el ruedo venteño. Cuando Ciriaco fue cogido en Pamplona tenía 53 años, pertenecía a la cuadrilla de Curro Vázquez y llevaba como profesional en el toreo desde 1958, aunque había realizado su debut de luces en la plaza de Haro en 1955, a las órdenes de 'Sotito'. En una entrevista a Diario LA RIOJA declaró que «si volviera a nacer, sería sin ningún género de dudas torero. Los percances son algo inevitable y es el tributo que hay que pagar para que la fiesta siga viva». o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja