Con la llegada del frío el toreo busca su refugio en los tentaderos, en la temporada americana (cada vez más cercana a los aficionados españoles por las emisiones televisivas e Internet) y este año, especialmente, en los despachos. El concurso de Las Ventas que ha colocado al francés Bernard Domb Cazes (Nimes, Francia, 1947), conocido como Simón Casas, al frente de la primera plaza del mundo con el apoyo inversor de una empresa del sector de viajes (Nautalia), sitúa al empresario galo no sólo con las llaves de Las Ventas sino con un poder acumulado en el toreo sólo comparable a los grandes años de Manolo ‘Chopera’, padre de los empresarios del coso de La Ribera. Simón Casas dirige Madrid, Zaragoza, Alicante y Valencia en España, ferias muy importantes de la temporada y dos de ellas con mucho peso en el desarrollo del año taurino. En Francia su gran obra es Nimes, plaza a la que ha moldeado y a la que ha colocado en la cúspide, además de Mont de Marsan, donde lleva la gestión junto a su primera mujer, Marie Leconte Bourseiller, ‘María Sara’ en los carteles cuando era rejoneadora. Es decir, quizás unos 150 festejos estarán bajo la responsabilidad de un tipo que quiso ser torero, que se lanzó como espontáneo a un toro de Antonio Ordóñez, que durmió en las calles de Madrid, que logró una oreja en Las Ventas de novillero y que se cortó la coleta al día siguiente de tomar la alternativa en Nimes en 1975. Comenzó en la organización de festejos al lado de Manolo Chopera en Bayona y su debut como empresario fue en Frejus, una de las plazas a las que más iba Pablo Picasso. Como apoderado ha dirigido a Curro Vázquez (su asesor artístico en Las Ventas), José María Manzanares (padre), Finito de Córdoba, Uceda Leal, Julio Aparicio (hijo), Sergio Aguilar, Javier Conde, Cristina Sánchez, Daniel Luque, David Mora y un largo etcétera de diestros con los que en algunos casos no ha terminado nada bien por las cuestiones económicas.
Los demás
El poder de Casas contrasta ahora con la destronada Taurodelta de Manuel Martínez Erice, que se ha quedado con el apoderamiento de Castella, Escribano y con participaciones en Valladolid y Castellón. Es decir, un botín muy escaso para una familia que siempre ha sido muy poderosa. Sus primos, los ‘Chopera’ de Logroño, Bilbao, San Sebastián, Salamanca y Palencia son el otro imperio taurino merced al desmembramiento de muchos de los poderes ancestrales en el toreo y a la crisis que ha acabado con las plazas de temporada y con la seguridad de los grandes abonos, plazas que eran un valor fijo ahora requieren soluciones más dinámicas que en la mayor parte de las ocasiones las empresas tradicionales han sido incapaces de ofrecer. Bilbao está en un momento durísimo con la credibilidad de la Junta Administrativa en sus niveles más bajos y Sevilla busca reencontrarse tras el primer año del regreso de las figuras. Va a haber muchos cambios, plazas (algunas como Málaga buscan dueño) y todo esto sin saber qué va a hacer la FIT y con la seguridad de que Toño Matilla sigue siendo el principal poder en la sombra de la tauromaquia. El empresario, ganadero y apoderado de Salamanca dirige las carreras de cuatro toreros que están siempre en lo alto del escalafón: Manzanares y Talavante (casi nada) y los líderes de los pueblos, Padilla y ‘El Fandi’. También empresario de Barcelona, está a la espera con lo que diga el TC y va a intentar abrir La Monumental, aunque ese empeño parece imposible aunque se lo propusiera el mismísimo José Tomás. Los aficionados catalanes, organizados como nunca a pesar de todos los impedimentos del gobierno de la Generalitat, sueñan con una primavera con toros en Barcelona como cuando reapareció José Tomás en 2007. o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja