Foto: Elena Díaz |
Los novilleros Alberto Escudero y Alejandro Fermín escucharon los tres avisos ante una novillada serísima, mansa y avisada de José Escolar que echa por tierra el prestigio de la feria
La penúltima novillada de la Feria del Zapato de Oro constituyó un espectáculo deplorable. Arnedo ha tocado fondo y se antoja imprescindible que la Comisión Organizadora y el alcalde de la ciudad tomen las medidas necesarias para que no se vuelva a repetir algo tan escandaloso como lo acontecido con los astados de José Escolar y tres inexpertos novilleros que no estaban preparados para hacer frente a un verdadero corridón, serio de cabo a rabo, manso de todas las solemnidades y avisado y geniudo que hubiera puesto en complicaciones a los diestros más avezados del escalafón superior. La novillada de José Escolar fue lo que se dice una 'tía', con toros como para plazas de primerísima categoría, mansos, con genio y que tenían la particularidad de ir desarrollando sentido a medida que avanzaba la lidia. Peor lo peor de todo es que los tres coletudos mostraban un raquítico palmarés a sus espaldas. Según el programa oficial: Alberto Escudero llevaba una novillada a sus espaldas y sus dos compañeros (Alejandro Fermín y Diego Carretero) seis por coleta. Así que en los dos primeros novillos se acumulaban seis avisos, o lo que es lo mismo, dos toros devueltos al corral. Algo realmente impropio de una plaza de la categoría de la arnedana y diametralmente opuesto al sentido que desde hace tantos años tiene esta feria: dar oportunidad a los jóvenes toreros de abrirse hueco en el proceloso mundo de los toros y no hundirse en su flamante ruedo. Los tres chavales pasaron las de caín, sufrieron lo indecible porque al peligro de los toros había que sumar el volumen desaforado de los mismos. Tan mal se puso la cosa, que el mismísimo Diego Urdiales, espectador en un tendido, bajó al callejón a apoyar y ayudar con sus consejos a los jóvenes coletudos, que además llevaban cuadrillas de oficio y valor limitado que complicaba mucho más las cosas porque no había nadie con la veteranía y la capacidad suficiente para tomar mando en plaza. Un desastre. A todo esto, también resultó más que sorprendente cómo se aplaudía a los novillos por parte de varios sectores del Arnedo Arena: aplaudir al 'morucho' define también la insensibilidad y el desconocimiento del toreo. Alberto Escudero se las vio con un primer novillo que definió el juego de todos sus hermanos excepto el quinto, que fue el único que humilló aunque con muy poco celo. Al joven novillero se le vieron las costuras desde el capote y la faena constituyó un trago enorme porque se veía con claridad que todo aquello se le estaba haciendo demasiado grande. El toro probaba, amagaba, se metía por dentro, hacía hilo.... Es decir, todo un catálogo de mansedumbre geniuda y avisada que iba crecieno a medida de que aumentaba el tiempo de la faena. Se puso muy complicado para matar y escuchó los tres recados presidenciales. El chaval se fue hacia las tablas derrotado, hundido y roto. El segundo fue peor todavía y Alejandro Fermín vivió un quinario, sobre todo porque no había manera de cuadrar al marrajo, que acabó yéndose vivo y coleando por su pie a los corrales. En un descuido, alcanzó al banderillero Luis Carlos Aranda por al abdomen, que tuvo que pasar a la enfermería y que posteriormente fue trasladado al Hospital San Pedro de Logroño. El tercero fue igual de peligroso, pero Diego Carretero estuvo hábil con la espada y se lo quitó como pudo de su porvenir. La novillada a esas alturas pesaba como una losa, con Diego Urdiales en el callejón ayudando a los espadas a salvar la tarde como fuera. El cuarto siguió en la misma línea y Escudero se fue sólo con dos avisos tras pasaportar a otro marrajo insufrible. El único que humilló un poco fue el quinto, con el que Alejandro Fermín firmó los mejores momentos de la tarde. El novillo derrochó sosería pero dejó estar, un verdadero milagro en esta inefable tarde que terminó con otro torvo y gigantesco toro con el que Diego Carretero poco pudo hacer tras recibir una voltereta de la que milagrosamente salió indemne. Un horror gigantesco e impropio de la que dice ser la mejor feria de las novilladas del mundo.
4ª novillada de la Feria del Zapato de Oro
Novillos de José Escolar. Una corrida de toros en presentación. Mansos, peligrosos, descastados y con sentido artero. El único que humilló fue el quinto. Alberto Escudero: pitos tras tres avisos y silencio tras dos avisos. Alejandro Fermín: pitos tras tres aviso y silencio tras aviso. Diego Carretero: silencio tras aviso y silencio tras dos avisos. Parte médico de Luis Carlos Aranda, banderillero de la cuadrilla de Alberto Escudero: Traumatismo abdominal cerrado en fosa iliaca derecha y cresta iliaca derecha con erosión ascendente. Traumatismo en extremidad inferior izquierda. Varetazo en cara anterior de muslo, doloroso a la palpación y movilidad. Varetazo en tercio superior de muslo izquierdo en el que se palpa hundimiento de unos 4 cms. de diámetro. Posible rotura de fascia y músculo por pitonazo sin romper la piel. Pronóstico: menos grave salvo complicaciones. Trasladado al Centro Hospitalario San Pedro de Logroño. Firmado: Dr. Antonio Domínguez Fernández. o Esta crónica la he publicado en larioja.com