López Simón resulta ileso de una pavorosa voltereta y Garrido ofrece una gran dimensión con un encastado toro de Jandilla en una tarde gris de Pablo Hermoso de Mendoza
Tarde de emociones fuertes en La Ribera, que por tercer día consecutivo presentó un excelente aspecto en los tendidos. Este cronista se pregunta a sí mismo qué sucedería si la empresa pusiera precios más acordes a los tiempos en los que vivimos. Y se decía que emociones fuertes puesto que el segundo toro de la tarde, 'Latoso' de Jandilla, volteó de mala manera a López Simón y una vez en el suelo, le asestó un derrote asesino a la altura de la nuez. Fueron unos instantes de una inusitada violencia porque el toro lo levantó con una fuerza descomunal prendiendo al torero de un lugar terriblemente delicado. Alberto López Simón quedó inerte y desmadejado y las asistencias se lo llevaron a la enfermería mientras los miles de espectadores congregados en el coso aguantaban la respiración impactados con lo que se acababa de vivir. El toro se quedó solo en el ruedo, en compañía únicamente de la muleta y la ayuda del torero que quedaron olvidados y solitarios desparramados sobre el albero como una metáfora de lo que le había sucedido unos momentos antes a su dueño. La mejor noticia es que no se veía ni una gota de sangre en el rostro del matador cuando se lo llevaron hacia le enfermería, pero nadie estaba seguro de que se había vivido un verdadero milagro. Apenas unos minutos después comenzaron a llegar buenas noticia desde la enfermería. No tenía cornada, y el reguero de la buena nueva se fue extendiendo primero por el callejón para trepar después hasta los tendidos, fila a fila, aficionado a aficionado Y salió López Simón, blanquecino el rostro, perdida la mirada, como desmadejado, pero en torero, con el chaleco pero sin la chaquetilla. Sin hacer un ademán, como si no quisiera pensar que había resucitado o que acababa de nacer. Tremendo el torero, gran respiro para todos y una nueva demostración de que los toreros son tipos de otra pasta, verdaderos héroes incomprendidos y clandestinos en una sociedad rendida a la parafernaria. Pinchó al toro y dio una vuelta al ruedo entre el respeto y el alivio de los espectadores. Otra gran emoción de la tarde se vivió en el encuentro entre el toro 'Gabarro' -tercero de la tarde- y el extremeño José Garrido. El de Jandilla ha sido el astado con más fiereza de cuantos se han jugado este año en La Ribera y uno de los toros más importantes de la temporada. Pedía los papeles, el carné de identidad y hasta el pasaporte de torero a Garrido, que lejos de echar las tres cartitas se la jugó a carta cabal con él desde el principio.
Sin dudas
La faena de Garrido estuvo en el límite opuesto de la corrida del lunes. El toro marca el toreo y 'Gabarro' no permitió el más mínimo respiro. Era un volcán, un animal encastado que se venía a los vuelos como una locomotora y que no permitía la más mímima duda. Y Garrido aceptó el reto, se puso en el sitio y resistió con torería la exigencia del toro. Lo prendió al natural y lejos de arredrarse, continuó por ese palo hasta que remató la tanda. No fue fácil la faena, quizás no muy vistosa, pero toda ella tuvo el sabor de la emoción. Oreja de peso, una de las orejas importantes de la feria.
López Simón cortó la suya en el quinto, en una faena larga que tuvo los mejores momentos en los muletazos circulares del final. El pitón izquierdo del toro fue bueno pero a Simón le costó acoplarse. José Garrido remató la tarde con una nueva oreja en una faena desigual por la informalidad de la embestida del sexto de Jandilla, un astisfinísmo astado que no tuvo dos embestidas similares en toda la lidia. El extremeño se la jugó de nuevo y arrancó la oreja tras un final de faena de máxima exposición. Gran tarde de Garrido en La Ribera.
Hermoso de Mendoza pasó sin pena ni gloria y perdió una oreja en el cuarto por matar muy mal, muy trasero. Lo mejor de su actuación llegó con 'Disparate' en ese cuarto toro, pero el rejoneador navarro estuvo lejos del nivel de otras actuaciones en este coso, donde ha dejado un buen fajo de obras de arte.
o Dos toros de Los Espartales, despuntados para rejones, con movilidad y nobleza, especialmente el cuarto. Cuatro de Jandilla para lidia ordinaria. Bien presentados y de buen juego. El 3º Gabarro, muy encastado Pablo Hermoso de Mendoza: silencio y silencio. Alberto López Simón: vuelta al ruedo y oreja. José Garrido: oreja y oreja tras aviso Incidencias: Algo menos de tres cuartos de plaza. Se guardó un minuto de silencio por la víctima del accidente de autobús ocurrido en Soria y que cubría la línea Logroño-Madrid. Martes, 20 de septiembre de 2016. Este artículo lo he publicado en larioja.com