El cantaor de Motril, el último del grupo de Paco de Lucía y que deslumbró el año pasado con José Maya, cierra las veladas del Salón de Columnas
«Paco de Lucía me hizo volar, era alucinante cantar para él. Recuerdo que el primer día que me subí a ensayar no podía ni articular media estrofa. Estaba muerto. Era increíble cantar para alguien que había sido mi ídolo, una persona a la que admiraba tanto y un músico descomunalmente perfecto». Así recuerda David de Jacoba (Motril, Granada 1985) su encuentro con Paco de Lucía con el que cantó en sus últimas giras y que esta noche (21 horas; Salón de Columnas) se presenta ante la afición de Logroño.
-¿Tiene que ser muy grande acompañar a un genio de la categoría de Paco?
-Ha sido la más hermoso que me ha pasado en mi vida profesional. Yo era camaronero y me sabía de memoria todos los discos suyos con el toque de Paco. Su forma de tocar, su estilo,... todo me conmovía. Cuando me dijo Niño Josele que me iba con él me quedé alucinado. No me lo creía... Luego, cuando te subes al escenario es que realmente vuelas. Todo va surgiendo, hay un juego de miradas, una forma de hacer las cosas tan perfectas que parecen increíbles.
-A Paco le gustaba mucho el cantaor tipo ‘camaronero’. ¿Es usted de esa estirpe?
-Me encanta Camarón, me hice aficionado al cante por él, por sus formas... Pero creo que cada artista tiene que buscar su propio camino, sus maneras de sentir el cante. No me gusta que me encasillen en ningún lado.
-¿Le costó mucho asentarse en el grupo?
-Al principio iba de apoyo con Duquende, luego me quedé solo y cuando llegó ese momento ya estaba todo encarrilado. Paco me ayudaba, me tranquilizaba y lograba una atmósfera impresionante. Crecí como músico, como artista y como persona. El día que llegó su desgracia fue el peor de mi vida.
-¿Cómo comenzó cantar y a interesarse por el flamenco?
-Mi padre es muy aficionado y mi hermano Carlos toca la guitarra (que esta noche actúa al lado de David). Recuerdo que de niños nuestro padre nos levantaba de la cama para cantar y aprender nuevos cantes. Mi hermano ensayaba en casa con un chico que cantaba para un pequeño festival en mi pueblo. Yo escuchaba y canta a hurtadillas sin que nadie me oyera porque era muy tímido y me daba mucha vergüenza cantar. Pero resulta que el día del concierto el cantaor no vino y me arranqué y le dije a mi hermano que subía yo. Lo hice y fue mi debut.
-¿Y el paso al cante profesional?
-Mi hermano se fue a Madrid. En 2008 había una crisis terrible, me quedé sin trabajo en casa y él mismo me dijo que podía subirme a la capital y buscarme la vida porque creía que tenía condiciones. Así que me fui a Madrid y ahí comenzó mi carrera profesional.
-Llegó a Madrid ese año y empezó directamente con alguno de los más grandes: Niño Josele, El Güito, Joaquín Cortes... y fue reclamado por el Maestro Enrique Morente para el espectáculo ‘Fedra’. ¿Todo muy rápido?
-Uf, la verdad que sí, trabajar con esa categoría de maestros es impresionante. El nivel es altísimo y la responsabilidad también lo es. Sabes que tienes que estar a la altura cada día, cada actuación, cada ensayo... Y eso te hace crecer.
-¿Qué le aportó la experiencia de trabajar con Enrique Morente?
-Era un cantaor absolutamente grandioso. Enrique era acérrimo a la música. Todo lo que hacía lo bordaba de una manera. Llevo un tiempo escuchando su disco ‘Despegando’, que fue una revolución en su tiempo, y es alucinante todas las cosas que se pueden aprender de él, qué manera de cantar, de hacer los cantes tan suyos y tan flamencos a la vez. Enrique Morente es una de las voces esenciales del cante, una de las principales fuentes.
-¿Qué cantaores antiguos admira?
-Hay muchos. Caracol es extraordinario; La Niña de los Peines, Chaqueta...
-¿Qué siente por la pureza?
-Hay mucha confusión con esos términos. El flamenco grande está hecho. Es perfecto. Esa malagueña, la soleá, los tangos... Es increíble. Pero nosotros no nos podemos quedar estancados haciendo siempre lo mismo. Hay que darle color. Respetar y amar el cante grande, pero buscar otros caminos.
-Pero su disco Jubileo es un disco de cante
-Es que yo no sé hacer otra cosa. El cante es lo que me conmueva.
-Su hermano Carlos parece esencial en su carrera...
-Siempre digo que él es mis manos y mis pies. Tiene un conocimiento muy profundo del flamenco, del cante porque es un gran aficionado y me pone en la pista de esos flamencos esenciales per tan difícil de encontrar: El Carbonerillo, Tío Borrico, El Chozas... Me ayuda mucho en todos los sentidos y en el disco su aportación ha sido fundamental.
-El año pasado vino en la compañía de José Maya en una actuación en la que impactó por su forma de cantar a los aficionados. ¿Lo recuerda?
-Mucho. Trabajar con José Maya fue una experiencia impresionante porque es bailaor increíble. Él va a su rollo, vive en París y siente el flamenco. Valorar lo que yo hice en el escenario lo tienen que hacer ustedes.
-¿De dónde viene lo de Jacoba?
-Cuando decidimos cantar había que buscar un nombre y mi padre nos habló de nuestra abuela, que se llamaba así. No hubo más que hablar. o Esta entrevista la he publicado en Diario La Rioja