Foto: Justo Rodríguez |
«Madrid es el sueño de todos los toreros. Lo acaricio desde hace mucho tiempo y esta tarde es una de las más esperadas de mi vida. Lo sé y eso te hace pensar, darle muchas vueltas a la cabeza, torear esa corrida a todas horas, imaginarte en el ruedo, la gente, los toros. Madrid impresiona. La plaza tan enorme, tú solo con todo el mundo mirándote. Es lo que llevo buscando toda mi vida, la responsabilidad, la exigencia, la grandeza del torero». Así habla Diego Urdiales horas antes de su mano a mano de hoy en Las Ventas (17.30 h. Canal Plus Toros) con Alberto López Simón y con reses del Puerto de San Lorenzo.
¿Está abrumado con todo lo que se lleva diciendo sobre usted tras Bilbao y las dos tardes de Logroño?
He leído cosas y me han dicho palabras muy hermosas. Es tremendo. Pero la verdad es que yo intento relativizar todo un poco porque ya no puedes mirar atrás ni conformarte con lo que has conseguido. El toreo lo vives una vez y no soy muy partidario de revivirlo. Es más, necesito que pase tiempo para ver las imágenes de las faenas porque interiormente me quedo con las sensaciones que he sentido toreando en cada momento. Cada instante es único, para bien y para mal, y no se va a volver a repetir. No podemos estar siempre pensando en el ayer o haciendo cábalas con lo que pueda suceder mañana porque entonces no te das cuenta de lo que estás viviendo.
¿Qué tardes prefiere, las de Logroño o la de Bilbao?
Las tres, cada una de ellas ha tenido un sentido especial y único. Bilbao es una de las plazas más importantes del mundo y una caja de resonancia extraordinaria. Pero no me puedo olvidar de lo que he vivido este año en San Mateo, desde la ovación del primer día al romperse el paseíllo. Noté a la gente tan receptiva y tan cariñosa conmigo que me emocionó interiormente de una manera increíble.
Y con Curro Romero en un tendido de La Ribera...
Sí, la verdad es que es como vivir un sueño. No tengo palabras para darle las gracias al maestro lo cariñoso que es conmigo.
¿Cómo es en el trato cercano?
Es impresionante su sencillez. Pero te das cuenta inmediatamente de que es un tipo único, que tiene algo especial, como aura, su forma de hablar, las cosas que dice. Estar con él es un aprendizaje constante. Lo que sucede es que no le gusta nada llamar la atención y lo pasa muy mal en el sentido de que no quiere quitarle a nadie su protagonismo. La gente, además, le dice cosas y se siente muy abrumado. Pero es algo maravilloso hablar de toros y de la vida con él.
Los toreros antiguos están como locos con usted, desde Curro a Rafael de Paula o 'El Viti'. ¿A qué cree que se debe?
Es complicado y no me gusta hablar demasiado de mi toreo porque han de ser otras personas la que lo hagan si lo estiman conveniente. Yo me fijo mucho en las formas aquellas que veo en las grabaciones antiguas. En la manera de coger la muleta, de andar en la cara del toro, de moverse en el ruedo, de sentir las cosas. Ese toreo añejo me fascina, me vuelve loco. No sé, desde siempre he querido ser muy como aquellos viejos toreros que me contaban y que luego he ido descubriendo poco a poco. Un torero no se puede hacer en un año, tienes que ir buscando esos códigos que te interpelan el alma, tu personalidad, tu raíz... Y hay que darse tiempo.
Los novilleros de la feria de Arnedo en cuanto le ven se acercan al callejón a preguntarle cosas. Yo le llamo el 'oráculo de Urdiales'... ¿Siente esa admiración?
Es respeto, es algo muy íntimo y es un lenguaje entre toreros. Yo fui como ellos; bueno, y lo sigo siendo. Hablamos, me cuentan cosas y les ayudo. Ser torero es muy duro y ellos son chavales que vienen a Arnedo a dejarse el alma.
Foto: Justo Rodríguez |
Alguno me entusiasma.
Hay que sembrar....
Estoy convencido de ello. Estamos en el ojo de un huracán realmente indeseable. El toreo es respeto y devoción hacia el toro. Tengo la inmensa suerte de contar con el Aula de Cultura taurina y les estoy agradecido a los niños y a sus padres por todo lo que me están dando. Todo el mundo piensa que es al revés, pero son ellos los que me aportan algo maravilloso.
Dicen de usted que es un torero consentido por la Prensa...
Tengo amigos periodistas y algunos de ellos lo son porque han venido a preguntarme cosas. En la medida de mis posibilidades les he ayudado con matices técnicos y eso es enriquecedor para todos. Ahora, hay periodistas que me dan palos también y yo los acepto.
Lee lo que escriben...
A veces ni me hace falta porque me lo cuentan los amigos. Y no sólo las crónicas buenas, las malas también.
¿Seguirá con Luis Miguel Villalpando?
Es que más que apoderado es mi amigo. De eso no hay duda.
¿No es demasiado arriesgada la independencia de las empresas?
Es el camino que he elegido y en el que me siento feliz.
¿Qué pensó cuando le propusieron el mano a mano?
Adelante, creo que es un cartel precioso. Alberto López Simón es un torero que está realizando una temporada sensacional. Creo que a los aficionados les ha gustado mucho el cartel y estoy convencido que va a ser una gran tarde.
¿Habrá rivalidad?
Seguro.
Ya vivió hace unos días un mano a mano con Sebastián Castella. ¿Se trata de corridas especiales?
Son distintas a la de terna porque solo hay dos toreros. Pero cuando sales a torear cada uno va a lo suyo. Yo no puedo hacer lo que hace otro torero ni él lo que hago yo.
En Logroño recibió un golpe muy fuerte en la rodilla de un toro de Fuente Ymbro. ¿Está recuperado?
Sí, no del todo porque no ha habido mucho tiempo, pero la verdad es que estoy bastante mejor. Al principio me asusté mucho, sobre todo al día siguiente porque me dolía y veía que no estaba bien. Pero he mejorado mucho en esta semana.
Ha entrenado de forma especial.
Como siempre, intento estar muy concentrado con mis rutinas de paseos por el monte y con el toreo de salón.
Es una de sus claves en la preparación.
Creo que esa forma de entrenar es fundamental porque te hace controlar todo tu cuerpo y el manejo de la muleta y el capote. Los tienes que sentir como una propia extensión de tu propio ser. Reconozco que soy muy obsesivo con estas cosas pero para lograr el toreo que busco es necesario llegar al fondo de la preparación.
¿Qué siente toreando?
Es algo muy profundo. Cuando logras esa fusión con el toro te lleva a sentir algo muy difícil de definir, como una especie de sensación de abandono. Torea todo tu ser, tu cuerpo, tu alma. Es algo que no lo puedes explicar pero te deja vacío, completamente exhausto. o Esta entrevista la he publicado en Diario La Rioja