martes, 9 de junio de 2015

Miguel Ángel Pacheco se lleva el Bolsín de La Rioja

Emocionante y muy seria novillada de Lumbreras y toreo caro del sevillano Carlos Llandrés

El novillero gaditano Miguel Ángel Pacheco logró dos orejas del mejor novillo del exigente encierro de la ganadería de Álvaro y Pablo Lumbreras y se hizo acreedor del XIII Bolsín Taurino de La Rioja, que celebró ayer la final en la plaza de toros de Villamediana. El torero de La Línea de la Concepción entendió la noble embestida del astado ‘Eritaño’ en una faena marcada más por las distancias y la vistosidad que por el toreo profundo.  El novillo fue premiado con la vuelta al ruedo y desde que compareció en la arena dio muestras de su clase. De hecho, Carlos Llandrés le recetó un quite por chicuelinas de seda rematado con una maravillosa media verónica. Pacheco se entregó con el astado y después de una gran estocada obtuvo los máximos trofeos. Llandrés, de Sevilla, tuvo un lote complejo, con el que dejó pasajes muy buenos con el capote en el primero y algún muletazo suelto excelente en los dos toros. Demostró valor y firmeza seca a pesar de las volteretas que recibió. Al igual que el propio Pacheco, volteado dramáticamente en un quite, o el mexicano Ricardo de Santiago, que se la jugó a carta cabal toda la tarde. Su lote estuvo demasiado cargado y fue muy exigente, tanto su primero,  que era un torito de impresionante cuajo, como el sexto, el más complicado y áspero de la novillada. Ricardo de Santiago no se arredró en ningún momento y aunque se vivieron instantes casi dramáticos con el tercero de la tarde –que lo cogió varias veces– intentó quedarse siempre en el sitio y torear por derecho, cuestión que logró con matices en su primero y que resultaba imposible con el que cerró el festejo porque embestía a pechugazos. El torero  mexicano sacó fuerzas de flaqueza e hizo un esfuerzo tremendo que el público supo ver porque la exigencia de la tarde dio una importancia una autenticidad al festejo tremenda.

Nuevo éxito ganadero del riojano Carlos Lumbreras
La novillada de Carlos Lumbreras (a nombre de sus hijos) fue un verdadero espectáculo en cuanto a presentación y seriedad en su comportamiento. Toros bravos con matices, con calidad como el cuarto, o con exigencia máxima como el bellísimo ‘Camillero’. Este astado estaba muy por encima en cuanto a cuajo y remate que sus hermanos. Hondo, bajo (muy bajo), con las manos cortas y con hechuras, culata y embestidas casi de toro. Se hizo el amo de un ruedo que se le quedó pequeño y a este cronista no le hubiera importado que hubiera salido un picador a darle un puyacito. El ejemplar premiado con la vuelta al ruedo fue un dechado de nobleza, con viajes largos y buenos por ambos pitones, y con humillación, virtud que sacaron varios novillos más, aunque con un punto de picante e inteligencia que hacía que mandar en cada embestida fuera absolutamente necesario para lograr la ligazón. La ganadería de Carlos Lumbreras nunca falla en el Bolsín Taurino de La Rioja, un ciclo de promoción ejemplar en cuanto a organización y respuesta de público. o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja

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