La plaza de toros de Logroño ha sido uno de los cosos claves en la carrera triunfal de la gran figura madrileña
Una de las ausencias más destacadas de la Feria de San Mateo presentada este jueves ha sido un año más la de Julián López ‘El Juli’. El año pasado ya no estuvo; en 2012 compareció con una corrida muy mal presentada, anovillada y sin hechuras de Núñez del Cuvillo, en la que pasó por el ruedo logroñés sin pena ni gloria, y en 2011 puso como excusa para no venir a San Mateo que iba a ser padre, cosa que felizmente ocurrió un seis de septiembre; es decir, varias semanas antes de una feria que aquel año terminó el día 24 (el día 25 toreó en Barcelona). El empresario de La Ribera declaró a los micrófonos del programa ‘Sol y Sombra’ de TVR que había hecho «todo lo humanamente posible» para que el torero de Velilla de San Antonio volviera a nuestra feria: «No sé lo que pasa pero no hay forma de convencerle. Debéis preguntárselo a él», exclamó. Julián López ‘El Juli’ es uno de los matadores con mejor expediente en la plaza de toros de Logroño desde que se inauguró el coso de La Ribera en 2001, en una corrida en la que actuó junto a Enrique Ponce y Diego Urdiales. Es un torero que ha sido santo y seña de la afición y que en esta plaza hizo, ante un toro santacolomeño de San Martín, una de las faenas más importantes de su vida y que significó un punto de inflexión en su segunda etapa como matador. El diestro madrileño ha actuado, además en cosos como Calahorra (donde recibió su primera cornada), Alfaro y Arnedo en varias ocasiones.
Vuelve Manzanares
Vuelve José María Manzanares, que no vino el año pasado, pero que hace dos temporadas donó íntegramente sus honorarios a Asprodema en un gesto tan impresionante como poco conocido fuera de La Rioja. La cantidad fue muy importante y el torero alicantino jamás quiso dar trascendencia a una acción tan generosa como poco habitual. Manzanares lleva una temporada irregular pero ha logrado puertas grandes tan importantes como Valencia, Castellón o Arles. Y tras la de ‘El Juli’, la otra gran ausencia es la de Alejandro Talavante. ‘Chopera’ explicó que no se debe a nada especial: «Nos reunimos a principios de temporada con su apoderado Curro Vázquez y no llegamos a un acuerdo económico para ninguna de nuestras plazas. Son cosas que pasan». Sin embargo, Talavante estalló la semana pasada en twitter quejándose del descenso que está sufriendo en el número de corridas toreadas y veladamente refiriéndose a ‘El Juli’ como uno de los compañeros del grupo ‘G’ que lo han abandonado. Pues bien, no se entiende que actúe en Vitoria ante poco más de 2.000 espectadores y no se arregle para ferias tan importantes como las que dirige la ‘Casa Chopera’, entre ellas y además de Logroño, Bilbao, Santander, Almería o Salamanca.
En cuanto al aspecto ganadero de la feria, el empresario reconoció la llamada ‘domecquización’ del abono. Y es cierto, excepto los toros de rejones (de origen murubeño), el resto de las divisas tiene la impronta del genial ganadero de Jerez. Pero la realidad es que poco tienen que ver los astados de Vellosino (los del mano a mano) con los encastadísimos de Fuente Ymbro (gran corrida en San Isidro), los de Salvador Domecq, lo la divisa de Torrehandilla, que ya ha lidiado en La Rioja novilladas en la Feria de Arnedo. Logroño se prepara para una feria con muchas historias en su interior. o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja