No le hicieron el más mínimo caso. No se enteraron o no lo quisieron ver, pero la realidad es que
Serafín Marín -el bravo torero catalán- toreó de cine al tercer Miura de la última corrida de San Isidro.
Lo toreó por abajo, con templanza, y suavidad en varios naturales lentísimos en los que se gustó como pocas veces en Las Ventas. Pero no lo vieron o no lo quisieron ver. Los comentaristas de Canal Plus, de lo que no me acuerdo si eran Molés o David con Caballero y Muñoz, tampoco fueron capaces de darse cuenta de lo que estaba sucediendo en el ruedo.
Madrid ha perdido el norte: este San Isidro ha sido muy revelador en este aspecto, pero los profesionales que comentan las corridas no pueden cantar lo regular de algunos como si fuera bueno (o incluso extraordinario) y tapar con su ambigüedad y su silencio cuando un torero lo está bordando como lo hizo Serafín Marín ante un torazo de Miura.
o Nota: Siento mucho no haber podido escribir este post en su momento, pero visto que casi nadie ha reparado en la injusticia cometida con el torero barcelonés quiero dejar constancia de que los suyos fueron muletazos de gran categoría.
