Alejandro García emitió muy buenas sensaciones en la última de las vacas de la segunda semifinal del XII Bolsín Taurino de La Rioja. El novillero, perteneciente a la Escuela de ‘El Juli’, había dejado su sello en el quite que había hecho a la novilla santacolomeña que le correspondió a Héctor Hernández. Había dibujado una media verónica lentísima. Alejandro, muy molestado por el viento (como el resto de sus compañeros), lo bordó al natural, dejando la muleta muerta en la cara de la vaca de Álvaro y Pablo Lumbreras, y tirando después de ella con donosura. Alejandro basó su faena básicamente en la mano izquierda y por ese lado logró las mejores tandas, toreando siempre con los vuelos y con mucho gusto. Desconozco el veredicto del jurado (se sabrá el martes) pero si por mí fuera iría de cabeza a la final de Lardero. Héctor Hernández, de Salamanca, también demstró su calidad y el gusto que atesora. Toreó muy bien a la quinta vaca, de procedencia Santa Coloma, y logró series de enjundia por ambos pitones. La verdad es que los seis novilleros dieron muy buena impresión en el coso de Villamediana (con una gran entrada), a pesar de que el viento fue un incomodísimo compañero durante todo el festejo y que la mayor parte de las vacas empujaron con exigencia en la muleta. Juan Antonio Pérez abrió la becerrada toreando con gusto a otra vaca muy noble. Quizás se excedió en el metraje de su faena. Juan Antonio Arana estuvo muy bien con el capote pero después fue desarbolado por la vaca y el viento. Luis Pasero demostró la calidad que atesora y Vicente Jiménez realizó lo más espectacular con el capote aunque no estuvo a la misma altura con la muleta. o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja.
