Diego Urdiales apura los últimos momentos antes de hacer su primer paseíllo de la temporada. Le aguarda Madrid, la corrida goyesca del Dos de Mayo justo cuando se cumple el centenario de la primera vez que coincidieron toreando juntos en la capital de España Joselito y Belmonte, las piedras angulares del toreo contemporáneo: «Las Ventas ha sido una plaza esencial en mi vida y quiero que siga siéndolo durante muchos años. Es algo especial estar otra vez en ese patio de caballos y me siento un verdadero privilegiado», asegura.
–Comienza de nuevo en Madrid. ¿Como en los viejos tiempos?
–Es verdad y lo cierto es casi nunca me ha ido mal. He tenido la inmensa suerte de estar ya en dos corridas goyescas, es el Día de la Comunidad de Madrid y siento mucho orgullo de que me hayan vuelto a llamar para esta corrida tan importante.
–¿Es muy agobiante la presión que se siente antes de torear en Madrid jugándose tanto para el resto de la temporada?
–Cuando sales al ruedo uno tiene que estar lo más concentrado y liberado interiormente posible para que no te atenace esa responsabilidad. Quizás eso se lo más complejo, lograr abstraerse de todas esas inquietudes y cuando sale el toro estar a la altura de lo que uno ha estado preparando y cocinando interiormente durante todo el invierno.
–¿Algo así como la vida en quince minutos?
–Puede que haya algo de eso, pero no lo pienso en esos términos. Es una cuestión muy interior, de concentración, de autocontrol.
–¿Cómo consigue liberarse de esa ansiedad?
–La carrera de un torero, en gran medida, tiene mucho de lucha interior con un mismo. El cerebro tiene que dominarlo todo para estar lo más tranquilo posible.
–¿Qué método emplea para conseguir esa concentración?
–Busco estar feliz en mi vida, en mi entorno, con todo lo que me rodea para conseguir que eso se plasme en la plaza. También está mi propia experiencia, la responsabilidad acumulada de plazas tan importantes. Todo eso ayuda. Sin olvidar, claro está, la preparación estrictamente profesional que llevo.
–¿Pero sin torear desde septiembre cómo lograr mantener ese punto?
–Cada torero tiene su método de preparación. Me he entrenado a fondo en el campo tanto en tentaderos como con toros a puerta cerrada, pero yo soy muy fiel al toreo de salón, lo practico como una obsesión constantemente.
–¿Qué le aporta?
–Técnicamente es fabuloso porque llegas a una compenetración con las telas absoluta. Interiorizas cada lance haciéndolo tuyo, con un control total de cada movimiento del cuerpo. Para mí el toreo de salón es esencial en mi concepto, lo que soy capaz de expresar en el ruedo brota de lo que siento toreando solo.
–Se ha convertido en torero de toreros. Muchos de sus compañeros lo ponen como ejemplo de clasicismo. ¿Ha pensado alguna vez renunciar a esa pureza y viajar por un camino más fácil?
–Jamás. Ésta es mi senda. Desde siempre he sido consciente de que era el más difícil y el más duro, pero es con el que me siento feliz. A veces me han dicho que haga las cosas de otra forma, pero no puedo. Yo toreo así porque son las maneras con las que me identifico. No creo que de no ser así tendría ilusión.
–¿Le gusta la ganadería?
–‘El Cortijillo’ es encaste Núñez, y me encantan sus embestidas. Tiene unos finales en los muletazos excepcionales. Mi apoderado, Luis Miguel Villalpando, me ha comentado que la corrida es seria como tiene que ser en Madrid, pero que tiene muy buenas hechuras. Tengo mucha confianza.
–A pesar de su racha en Madrid...
–No puedes vivir con eso de la mala suerte. En Las Ventas es una lotería los toros que embisten pero si lo hacen hay que estar a la altura.
–¿Le motiva la terna?
–Desde luego, Antonio Ferrera está viviendo los mejores momentos de su carrera y lo admiro profundamente. Arturo Saldívar es un diestro mexicano muy joven que tiene muchísimo valor. Creo que es un cartel extraordinario. o Esta entrevista la he publicado en Diario La Rioja
