Arcángel y la Accademia del Piacere fueron capaces de fusionar el flamenco y el barroco en ‘Las Idas y la Vueltas’ trasformando una investigación musical en una experiencia emocionante y, sobre todo, reconfortante para el espíritu y mitigadora para el alma. A decir verdad tuve la sensación durante el concierto de elevarme al escuchar el sonido de las violas de gamba y del violón trazando el compás con las palmas del cantaor de Huelva, los sonidos afilados de la guitarra flamenca de Miguel Ángel Cortés o lo celestial de la voz de la soprano Mariví Blasco, siempre con una sonrisa en su boca, encaramando su canto al cante de Arcángel como dos hidras trepadoras para descubrir entre todos confines nuevos para ambas músicas, pero también para la sensibilidad de los espectadores. Se equivoca el que piense que esta obra es un mero ejercicio de estilo en la que se unen dos épocas estancas de la música. De hecho, con esta maravilla se pone de manifiesto que en el nervio medular del cante flamenco, de su compás, de su urdimbre, tiene mucho que ver con la tradición musical popular y culta del Renacimiento y del Barroco, y también, con el viaje que emprendieron esos ritmos en la conquista de América y los acentos nuevos con los que regresaron enrolados en los navíos que paraban en Cádiz. Por eso, no había disonancia alguna cuando Enrique Solinis (guitarra barroca) estableció un peculiar diálogo con la sonanta de Miguel Ángel Cortés, o en esos momentos turbadores del ‘Romance del Rey Moro’ o ‘Las Alegrías de Cádiz’. Hubo cante por siguiriya que bordó con hondura Arcángel, igual que sus aromas a Marchena de la bellísima Vidalita y un no sé qué a Enrique Morente que atravesó el concierto desde el principio hasta el final aunque me rozó el alma con la malagueña en tono de granaína de aquel Jardín de Venus que este cronista descubrió con el disco que grabó el maestro con el genial Sabicas en Nueva York. Patricia Guerrero, bailaora, realizó tres apariciones y con en las tres describió momentos de belleza alada: rotunda, sublime como si flotara en ese espacio mágico suspendida en el aire de su danza flamenca. O la flauta de Pico de Parrilla, inconmensurable como la dirección musical de Fahmi Alqahai, un auténtico loco de la música al que se la ocurrido divagar por unos caminos tan poco transitados pero por lo visto el sábado, repleto de sorpresas. o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja
o LAS IDAS Y LAS VUELTAS. Intérpretes: Arcángel (cante), Fahmi Alqhai (viola de gamba), Miguel Ángel Cortés (toque) Patricia Guerrero (baile) y Agustín Diassera (percusión). Accademia del Piacere: Mariví Blasco (soprano) Rami Alqhai y Johana Rose (viola de gamba), Juan Ramón Lara (violone), Vicente Parrilla (flauta), Enrique Solinis (guitarra barroca) y Pedro Estevan (percusión). Riojafórum. Sábado, 22 de febrero de 2014