La novillada de Adolfo Martín era el gran plato torista de la Feria del Zapato de Oro. Quizás, los aficionados más exigentes pudieron echar en falta un punto de más de fuerza en algún novillo, sobre todo los lidiados en primer, tercer y cuarto lugar, pero en el envío del ganadero nacido en Galapagar hubo tres ejemplares de gran juego, los dos del lote del mexicano Brandon Campos y el sexto, que fue una verdadera máquina de embestir por el pitón derecho y con el que nos quedamos con muchas ganas de haber visto algo más por el lado izquierdo, quizá más exigente, pero con verdadera importancia en la única tanda que le recetó Fernando Rey en una faena marcada por la intensidad y la largura de su toreo en redondo. Este novillo, llamado ‘Aviador’, fue un dechado de virtudes y a pesar de la lidia confusa que recibió tuvo la virtud de su entrega de ir a más cuanto más le bajaban los vuelos de la muleta.
Conviene decir que la novillada no se comía a nadie ni en hechuras ni en su comportamiento y que en varias ocasiones se picó más de lo debido, posiblemente por esa psicosis de terror que tiene lo derivado de Albaserrada y que en tantas tardes condiciona a los toreros antes de saltar al ruedo y también durante la lidia. De hecho, la nobleza y la entrega fueron la tónica y el denominador común de los toros de Adolfo. Es más, si se les colocaba la muleta con suavidad, respondían con entrega; cuando se violentaba con trallazos o toques demasiado fuertes, los novillos volvían la cara como si recibieran una afrenta. El primer toro fue demasiado flojo y en ese momento saltaron todas las alarmas. Juan Ortega toreó muy bien a la verónica y recetó una soberbia estocada después de una faena consentida en terrenos y entrega en la que el escaso motor del novillo acabó condicionado toda su labor. Hubo una petición tibia y la concesión de la oreja desató el enfado de un grupo de aficionados que cargó contra el presidente. Pero salió ‘Cocinero’, estrecho y muy abierto de cuerna, y comenzó a embestir. Brandon Campos lo intentó todo pero no logró acoplarse con el novillo, cosa que sí hizo después al natural con el excelente ‘Carpintero’, un gran astado de Adolfo Martín que salió en quinto lugar, que era precioso de hechuras, y que derrochó nobleza y entrega por ambos pitones en sus francas embestidas. Para mi gusto a Brandon le faltó apurar la copa porque había sensación de faena grande que acabó emborronando con un inoportuno desarme y con el fallo con la espada. Lo mejor de la novillada llegó al final. Fernando Rey no tuvo la más mínima oportunidad con el primer de su lote y rozó el cielo con el sexto, llamado ‘Aviador’ y que hizo el avión en la muleta. La espada se fue a la divisa y se le concedió una oreja en una faena que por momentos tuvo aroma de Zapato de Oro. / Esta crónica la he publicado en Diario La Rioja.
o Plaza de toros de Arnedo. Segunda del Zapato de Oro. Más de media plaza. Novillos de Adolfo Martín, de buena presencia y sin estridencias. Flojos y nobles. Los mejores fueron el segundo, quinto y sexto. Juan Ortega: oreja con protestas y silencio. Brandon Campos: silencio y vuelta al ruedo tras aviso y Fernando Rey: silencio y oreja.