No fue fácil el gran Matemáticas de Victorino Martín, encastado, bravo, imposible por el izquierdo. Un toro y un torero, Morante de la Puebla, que ofreció una singular versión de sí mismo en una faena admirable, basada en el hecho del compromiso irrenunciable de torear con la máxima pureza y verdad ante un animal exigente al máximo y que merecía la mejor muleta del planeta de los toros para mostrar su absoluta intensidad. Para mí, una faena para el recuerdo.