martes, 30 de abril de 2013

Leo Valadez, ahí va un torero

El joven mexicano marcó la diferencia en la primera semifinal del Bolsín Taurino de La Rioja



El mexicano de Aguascalientes Leo Valadez marcó la diferencia en la primera semifinal de XI Bolsín Taurino de La Rioja, celebrada ayer en la plaza de toros de Albelda en una tarde marcada por un frío polar y por una persistente llovizna que por momentos se convirtió en auténtica aguanieve. Frío de lo lindo y muchísima gente en los tendidos que acabó yéndose en la cuarta vaca cuando el agua y el viento helado convertía en una heroicidad permanecer en los tendidos de la desmontable albeldense. Y fue una pena porque el ambiente era excelente, con un montón de gente joven en el coso y con un conjunto de becerras de Carmen Segovia que en líneas generales dio opciones a los novilleros. La mejor vaca fue la primera, que le correspondió a Juan Torres ‘Juanito’, último ganador del Zapato de Plata de Arnedo, y con la que no pasó de voluntarioso en una faena marcada por la mucha distancia que ofreció a la res pero en la que faltó el mando y la profundidad necesarias para que su labor llegara a los tendidos. Toreó bien con ambas manos pero los muletazos carecían de profundidad a pesar de su lo largo de su trazo y de la voluntad de un diestro empeñado en emular ese toreo que ahora está tan en boga: muleta-pantalla y pierna contraria siempre retrasada para ligar sin solución de continuidad. Le sobra oficio a ‘Juanito’ y tiene tiempo para rebuscar dentro de sí su verdadera forma de comprender y sentir el toreo. Carlos Aranda tiró de repertorio con otra buena vaca, la segunda de la tarde, en una faena que logró los momentos de mayor entidad al final, con el pitón izquierdo. El manchego tiene porte, le gusta adornarse y por momentos se adivinan en él muy buenas condiciones. El francés Jean Batiste Molas no terminó de afianzarse con la res más deslucida del encierro y el joven diestro se vio como sin ánimo para sobreponerse. Lo intentó por ambos pitones pero sin mayores resultados. A Luis Pasero lo sustituyó Javier Casares, que también demostró que quiere ser torero. Estuvo por encima de otra res manejable que no terminaba de humillar. Me gustaron los dos últimos coletudos, el sevillano Carlos Corradini, un torero de acento clásico pero con aparente poco oficio pero que tiene compás con la mano izquierda y que dejó algún buen natural a pesar de que la vaca se metía siempre por dentro. Y sin duda, lo mejor llegó al final gracias a Valadez. Yo me apunto este nombre porque tal y como demostró ayer está muy por encima del resto de sus compañeros. Sobradísimo, rico en recursos, adornado por un valor que se observa en la forma en la que entierra sus pies en la arena para atornillarlos al torear con una suavidad y un sentido del temple portentoso. Estuvo sensacional con el capote y a pesar de que su vaca tuvo muy poquitas fuerzas, la seda de su temple sirvió para lograr algún muletazo al ralentí. Valadez desprende aroma de figura, de sentido innato del toreo. Tiene valor pero no es lo que más se ve, sabe jugar con las alturas de la muleta, con los tiempos, con las distancias... y tiene esa don que le hace conectar con los tendidos de inmediato porque esa torería no se puede ensayar. Lo lógico será verlo en la final del Día de La Rioja

Esta semifinal contó con vacas de Carmen Segovia. Actuó como director de lidia Louis Husson y los novilleros que participaron fueron Juan Torres, 'Juanito' (Zaragoza), Carlos Aranda (Ciudad Real), Jean Bautiste Molas (Dax, Francia), Luis Pasero (Toledo), Carlos Corradini (Sevilla) y Leo Valadez (Escuela El Juli, Arganda del Rey, Madrid). / Esta crónica la he publicado en Diario La Rioja.

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