José Mercé actúa hoy en Logroño y presentará su último disco ‘Mi única llave’, de que dice que expresa «mi cante y todo lo que me concierne»
José Mercé actúa esta noche (20,30 horas; Riojafórum) y traerá hasta Logroño su último disco ‘Mi única llave’ con la presentación de su candidatura como premio Príncipe de Asturias de las Artes absolutamente caliente. La iniciativa ha partido del ayuntamiento de Jerez, su ciudad natal, cuna de extraordinarios artistas y solar de nacimiento de buena parte del arte flamenco: «Es un orgullo. Cuando me lo dijeron no me lo podía creer porque es una distinción de tanta importancia, de tanto calado, que me da casi hasta miedo pensarlo. Para mí estar entre los candidatos es un orgullo, y no sólo desde el punto de vista meramente personal, sino de lo que supone para el flamenco poderse ver representado en el abanico de un galardón de tanta importancia».
-¿Qué se le pasó por la cabeza cuando se enteró de la iniciativa?
-Muchas cosas. En primer lugar que siento un orgullo muy hondo, muy de verdad, de ser cantaor flamenco. De vivir con el alma lo que supone esta música. Llevo muchos años cantando, he tenido la suerte de compartir escenario con artistas impresionantes, de hacer mi carrera como he querido, de disfrutar cada minuto del cante, de sufrirlo también, de vivirlo con una intensidad impresionante. El flamenco me lo ha dado todo y de alguna manera siento un orgullo muy especial de haberlo podido llevar por todo el mundo y haber sido la puerta de entrada de mucha gente joven en el cante. Quizás ése sea el mejor de todos los premios, el reconocimiento y el cariño de todos los públicos.
-En su carrera ha transitado por muchos caminos y hay quien dice que ahora se ha apartado de la pureza inicial. ¿Qué tiene que decir?
-A estas alturas de mi vida casi nada. Me aburre esta cuestión de los flamencólicos. Afortunadamente tengo la libertad absoluta y total para hacer lo que me apetece. La intransigencia nunca debe confundirse con cantar puro. El flamenco siempre ha vivido con esa paradoja dentro porque su evolución es fruto de los artistas que han sido capaces de ir aportando cosas nuevas. He cantado flamenco toda mi vida y afortunadamente sigo y mientras pueda seguiré haciéndolo sin descanso. Es lo que más me gusta, lo que verdaderamente me hace feliz.
-¿Se acuerda de la primera vez que vino a Logroño?
-Uff, de eso hace mucho tiempo, pero lo recuerdo perfectamente. Lo hice con mi compadre Moraíto y fue en el Salón de Salón de Columnas. Lo tengo muy presente porque fue una velada preciosa, en la intimidad de esa sala tan pequeñita y coqueta, cantando muy feliz y con un tocaor inimitable. Y recuerdo el concierto del año pasado y cariño de una afición que me encanta y que se nota muy entendida.
-¿Echa de menos a Morao?
-Cada día, cada momento, cada segundo. Para mí ha sido el tocaor más grande que ha habido nunca para acompañar. Tenía un acento absolutamente inimitable, un sentido del compás y una afición absoluta. ¿Cómo no lo voy a echar de menos si era un tipo genial?
-Su hijo toca con usted... ¿Se parecen?
-Tienen cosas que delatan la misma raíz, pero tocan diferente. Es extraordinario también y muy joven.
-Siempre se rodea de gente joven en sus trabajos.
-Desde luego. Y eso es muy bueno porque te transmiten las cosas de los nuevos tiempos. La gente joven en el flamenco está muy atenta a todo lo que sucede alrededor y dentro del mismo cante y eso es esencial para los artistas. Además, hay un porvenir impresionante.
-¿Cante gitano; cante flamenco?
- Ése es un debate que viene de lejos. Hay cantaores flamencos que no son gitanos extraordinarios. Los hay, los ha habido y los habrá. Pero tengo que decir una cosa, el acento gitano es diferente. Caracol lo expresó de manera magistral: «El pellizco gitano te pega en otro lado». Pero el flamenco no pertenece a nadie; es un patrimonio del todo aquel que se quiera emocionar con él.
-Hizo el himno del Real Madrid. ¿Cómo surgió?
-Es que soy madridista hasta la médula. Salió el tema y decidí grabarlo. Como todo el mundo se puede imaginar estoy muy orgulloso.
-¿La décima?
-Este año. Que nadie tenga la más mínima duda.
-También le tira Morante...
-Hombre. El toreo es algo grandioso. Es la vida misma. Se canta despacio como se torea despacio, como la media verónica de Morante del lunes en Sevilla. Todavía no se ha terminado.
-En este disco ha contado con la producción de Javier Limón. ¿Qué le ofrece?
-Tiene una sensibilidad muy grande y sabe conectar perfectamente con lo que yo siento por dentro. Posee una facilidad innata para dar en la tecla justa en cada uno de los temas.
-¿Cómo definiría el nuevo disco?
- Es mi retrato. En él se refleja todo lo que soy: mi cante, mi alma, mi garganta, mi sensibilidad, mi vida y todo lo que me concierne. / Esta entrevista la he publicado en Diario La Rioja.