El cantaor sevillano, recién premiado por la Cátedra de Flamencología de Jerez, actúa hoy con Manolo Franco
José el de la Tomasa es uno de los cantaores más apreciados por la afición de Logroño. No en vano, todas y cada una de las noches en las que ha actuado en nuestra ciudad ha dejado sobre el Salón de Columnas la firma de un excepcional artista que debutó en una de las primeras ediciones de este ciclo de la mano de Eduardo Rebollar al toque y que cuando ha vuelto lo ha realizado como esta noche, con un grande de la guitarra, el sevillano Manolo Franco, otro de esos nombres que se saben de memoria los aficionados. José Georgio Soto nació en Sevilla y pertenece a una de las grandes familias del cante de la estirpe jerezana; de hecho es nieto de Pepe Torre, sobrino nieto de Manuel Torre, hijo de Tomasa Soto y de Manuel Giorgio 'Pies de Plomo'. Salió del entorno familiar y las reuniones al incorporarse, como telonero, a una gira del grupo de rock andaluz Triana. El público flamenco lo conoció, sin embargo, cuando ganó el concurso de Mairena del Alcor y, poco después, en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba de 1976, el premio Manuel Torre por seguiriyas y tonás. Estos galardones le sirvieron de aval para entrar en el circuito de las peñas y festivales andaluces. No tardó en comenzar a grabar en vinilo, aunque estas referencias están actualmente descatalogadas. En estos trabajos destaca su cualidad de letrista y compositor. A la hora de elegir repertorio, optó por la ortodoxia y por el legado familiar (soleares, tonás, saetas, seguiriyas, tangos...), pero nunca ha renunciado a abrir otras puertas.
Como explica Francisco González Correal, José el de la Tomasa tiene una parte italiana en su cante: «Y es que es italiano por su proximidad geográfica a la centuria de los armaos de la Macarena; y por su adicción festiva, nada cainita, a la Bética. Además es el único cantaor ágrafo que escribió un libro de poemas. No era un libro cualquiera. Sus editores dividieron su contenido en coplas de tres, de cuatro y de cinco versos. Como si estuviéramos ante un Lope o un Petrarca, una Fundación editó su libro 'Alma de barco', con un prólogo del catedrático de Literatura Pedro Piñero. Dice José María Pérez Orozco, su tutor literario, que José nunca fue a la escuela y aprendió a leer por los letreros de las tiendas».
Sea como fuere, a José el de la Tomasa la Cátedra de Flamencología de Jerez le acaba de otorgar su premio nacional por la hondura de su cante y por el conocimiento tan profundo que tiene del flamenco.
Manolo Franco, al toque
Pero si grande es la voz, el sonido de la guitarra de Manolo Franco es uno de los más cristalinos del flamenco. Y es que vuelve al Bretón el sevillano Manolo Franco, un músico especialmente refinado, amplio conocedor de los secretos del cante, y ejecutante de comedido virtuosismo. Para comprender su grandeza, baste decir que un jurado compuesto por las primeras figuras de la guitarra: Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar, Serranito, Juan Habichuela y Mario Escudero le entregó en la Bienal de Flamenco de Sevilla el Primer Giraldillo del Toque.
En su labor como docente, Manolo Franco ha intervenido como profesor en los cursos de Festivales de Guitarra de Córdoba, Tarbes, Bienal de Sevilla o los de la Fundación Cristina Hereen. Actualmente es profesor de guitarra flamencca en el Conservatorio Superior de música 'Rafael Orozco', de Córdoba, centro pionero de esta especialidad musical en el mundo. / Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja.