www.las-ventas.com / Juan Pelergrín |
Sentirse torero como él se siente, hacer las cosas con tanto sentido, incluso en esa forma de gustarse tan honda, tan como acariciándose a sí mismo.
Luis Carlos no está de moda. Su toreo me recuerda a otras historias, a peripecias de tipos intrépidos, un viejo pirata, un escritor maldito pero de culto.
Estuvo cumbre, pleno de torería, repleto de afición, inaudito en la belleza de los pares fríos. La forma de citar, andar por la cara del toro, verse, dejarse ver.
Luis Carlos Aranda, una torería de otro tiempo.