lunes, 9 de abril de 2012

DE EL BULLI A MACHU PICCHU

Hace unos días tuve la suerte de conocer en primera persona a uno de los periodistas que más admiro: Pau Arenós, redactor jefe de ‘El Periódico de Catalunya’ y el comunicador que más cerca ha estado de ese genio de la cocina llamado Ferran Adrià. Arenós es el creador, junto al propio Adrià, de la definición ‘tecnoemocional’, palabrejo que explica la esencia de lo que supone una corriente gastronómica nacida en El Bulli y desarrollada por lo que él define como los cocineros valientes; es decir, los chefs españoles que partiendo de un gran conocimiento de la tradición y sin enfrentarse a ella, tomaron la firme resolución de crear con sus platos emociones en el comensal. Para ello se sirven de nuevas técnicas y dialogan no sólo con seres de su especie, sino con todo tipo de artistas, desde escritores hasta poetas, pasando por antropólogos, filósofos o diseñadores. Y más allá de encerrarse en una torre de marfil, utilizan la comunicación como clave de un estilo que además lucha por la supervivencia de los productos en su clave más auténtica. Arenós vivió en primera línea el fragor inicial de El Bulli y la revolución gastronómica de Adrià, que ha sido capaz de llegar con su cocina a los rincones más insospechados del globo y convertir a su restaurante de Rosas en un pabellón más de ‘La documenta’ (con d minúscula), la exposición de arte contemporáneo más importante del mundo. Arte y cocina, expresión de un yo un profundo en una realidad tan compleja como sutil y desconcertante. El amante de la gastronomía en el fondo es como un niño, se ilusiona con un menú sorprendente como si fuera un acontecimiento. Como Arenós en Logroño: «Entrar en El Bulli no es distinto a penetrar en el silencio verde de Machu Picchu».

o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja en una serie que se titula Mira por dónde y a aparece los jueves.