Parece que J
aume Matas no va a ingresar en prisión tras haber sido condenado a más de seis años de cárcel por corrupción en el primero de los muchos juicios que le aguardan. El gobierno de
Mariano Rajoy acaba de indultar a
Josep María Servitje, ex-secretario general de Trabajo de la Generalitat de Cataluña, y al empresario
Víctor Manuel Lorenzo Acuña, ambos militantes de UDC, que fueron condenados al alimón en 2009 por prevaricación y malversación de caudales públicos.
Gallardón les condonó las penas por una multa con la aquiescencia de los demás ministros de la tan cacareada regeneración. Cada día nos desayunamos con un nuevo escándalo desde Andalucía, donde el tiempo nos desvelará que los gobiernos socialistas de la Junta han creado un régimen donde la corrupción y el entreguismo han colocado al gran sur de España en una situación absolutamente crítica.
La sensación que ofrecen los políticos españoles es drásticamente impía: el dinero de los parados iba para comprar coca e irse de putas, así de claro, así de terrible. A veces tengo la sensación de que
España más que un país es una causa perdida, un desastre, una ruina inmobiliaria donde hemos amamantado una clase política tan torva que en el fondo no es más que el reflejo de lo que somos. Estoy convencido de que nos los merecemos, de que nos vienen al pelo, de que nos hemos convertido como país en un agujero negro. España vive su encrucijada en pleno debate andaluz: ¿Quién será el siguiente que nos robe?
¡Povera patria! (!Pobre patria!), que cantaba
Franco Battiato,
«aplastada por los abusos del poder de gente infame, que no sabe qué es el pudor, se creen poderosos, ¡cuántos perfectos e inútiles farsantes!».
o Este artículo lo he publicado en
Diario La Rioja en una serie que a aparece los jueves y que se titula
Mira por dónde.
