Zabala de la Serna destapó hace unos días la caja de los
truenos: «El Juli medita su retirada», escribió el periodista. Sin
ninguna clase de confirmación o desmentido por el entorno del torero
(continúa sin haber), la especie se extendió como la pólvora entre las
gentes del toro después de los dos faenones del torero de Madrid en la
plaza de México, conde cortó cuatro orejas tras dos actuaciones de
máxima entrega y espolvoreadas por ese punto de rabia lógico en un tipo
que se siente pagano máximo de la batalla emprendida por el G-10 en
torno a los derechos de imagen. ¿Por qué se están cargando todas las tintas contra El
Juli? Él ya sabía que era uno de los eslabones más débiles por dos
razones: ha perdido su tirón en la taquilla y su carrera la dirige un
apoderado independiente, no una empresa. Así que a pesar de que se está
llegando a acuerdos con las plazas que emitirán sus ferias por Canal
Plus, los toreros con apoderados sin empresa se están quedando fuera de
los principales abonos. Comienza el año y El Juli no pisará ni
Castellón, ni Valencia ni Sevilla, y el mismo camino lleva Miguel Ángel
Perera, el tapado Perera en esta batalla es, sin duda, el mayor saco de
las injusticias. En esta delirante situación, sobre todo cuando otros
toreros del G-10 seguirán en todas las ferias por el mero hecho de estar
apoderados por las empresas. Y el máximo exponente es José María
Manzanares, fijo en todos los carteles, sin olvidar a Talavante,
apoderado por la mismísima empresa de Madrid.
Cobrar sin torear
'Abc' publicó hace unos días dos datos demoledores: en la
primera feria televisada solo torearán cinco figuras, pero cobrarán
derechos de imagen las diez, 279.000 euros en total. ¿Es o no es una
cuestión de dinero? Y el segundo apunte: el pacto del G-10 tiene un
precio astronómico, un millón de euros por coleta. Es decir, el primer
torero que se salga de la disciplina del grupo tendrá que abonar
semejante cantidad al resto en concepto de 'prima de riesgo'. Lo más
increíble de todo es que mientras dos (Juli y Perera) ven la forma en la
que se están quedando fuera de las ferias, casi todo el resto del grupo
sigue en el circuito, con las ferias televisadas a cambio de un dinero
que se lo reparten entre diez aunque toreen seis. ¿Qué hará El Juli? ¿Aguantará un año fuera de las ferias?
¿Irá a Madrid? ¿Toreará el 17 de marzo en Arnedo? Esto último parece
más que probable porque su contrato está firmado y rubricado entre su
apoderado y el Ayuntamiento de la Ciudad del Calzado. Pero, de momento,
nadie dice nada. / Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja.