domingo, 5 de febrero de 2012

DIVAGACIONES AUTOMÁTICAS A UN EXTREMO DEL TECLADO

Foto: Txema Rodríguez
























Es imposible ceñirse más
Tu entrega me deja sin consuelo
No hay esperanza para tu toreo
No existe la más mínima posibilidad de describir tu confianza
Torero de los volcanes
Ensimismado
Buscas una gloria interior que es inalcanzable
No hay estratagemas
No hay teorías
No hay futuro cuando se desvanece tu mirada y yo escribo desconsolado tu toreo
Desconsolado
Enigmático
Imposible sin saber que quizás no haya un mañana y que quizás nadie le importe que no lo haya
Te recuerdo tal y como te vi la última corrida
La penúltima.
Quizás era la primera
No lo sé
Sé que el tiempo había pasado lo suficientemente rápido para comprender que nada es todo cuando abres tu capote
Eres un enigma ensombrecido
Un enigma que no tiene final ni principio
El torero de los sueños
El que parece que no entiende de cavilaciones y se deja morir para que nosotros renazcamos de nuestra inconsistencia cotidiana
No hay futuro en el caso de que nos olvides
No hay mañana porque tu mañana es el nuestro y no te podemos entender
Torero de frágil asiento
De cimientos que no llegan a sujetarse en nada que podamos comprender

Te recuerdo cómo eras en la primera tarde que te vi
La penúltima.
Quizás era la primera
No lo sé

La mirada silenciosa
Los labios que ni hablan
Nada dice nada de ti como tú mismo
Por eso es tan irreverente comprenderte
Sed de sueño
Derrota magnífica
Miedo a la noche
Silencio de estaciones
Sueño de anécdotas
Quiero buscarte una razón y no la entiendo
Trato de explicarme lo que buscas mas no soy capaz ni de imaginármelo
Cómo me gustaría que me dejaras entrometerme (penetrar) a tu territorio vedado

Eres la esfinge de mis tribulaciones
Sueño con tus calvarios
Me duele tu dolor
Me asustan tus miedos
Me sacrifico ante tus vacíos
Esperanza de saberme victorioso no me queda
Sólo comprender que he nacido en tu tiempo me consuela

Vacío
Silencio
Dolor
Miseria
Miedo
Aterrado estoy y permanezco así a sabiendas de que mi vida no te merece