Puede resultar paradójico, pero el excelente cantaor José Mercé se llevó el jueves las mayores ovaciones de su actuación en Logroño por la serie de pataítas por bulerías que se marcó al final de su concierto; mejor dicho, del frugal miniconcierto flamenco con el que abrió esta edición de un ciclo que él mismo tuvo el privilegio de inagurar en la coqueta Sala de Columnas hace la friolea de 16 inviernos, poco antes de su eclosión para los grandes públicos a finales de los años noventa con ‘Del Amananecer’, producido por Vicente Amigo, y ‘Aire’, grabado con la batuta de Isidro Muñoz, hermano del genial guitarrista Manolo Sanlúcar. La afición logroñesa se llevó un pequeño chasco porque asistió a ver al artista jerezano con extraodinaria generosidad (llevaban varios días agotadas todas las localidades) y José Mercé se limitó a dejar sobre el escenario una versión singularmente menor de sí mismo. Es más, dio la sensación de que se tomó la actuación como un mero trámite y de esa guisa fue pasando por cada uno de los capítulos canoros por los que transitó con una voz demasiado liviana para lo que él ha sido, o quizás para lo que él es. Eso sí, en su haber hay que apuntar que la noche se ajustó milimétricamente al flamenco más tradicional y ortodoxo. ¿Cantó mal? Conviene preguntarse. Pues la verdad que no; es más, hubo momentos sueltos muy notables por siguiriya y por soleá, pero al conjunto le faltó esa parte clave de las veladas jondas para que sean realmente grandes: la asunción definitiva de riesgos, ese crepitar tan necesario en este arte para llegar a conmover, para romperse el alma, para sollozar como tantas veces ha sucedido en este clamoroso ciclo. José Mercé comenzó por Málaga y ya desde los primeros tercios los aficionados más avezados notaron ese no sé qué que se derrama en el aire cuando la cosa no parece funcionar como se espera. Después fue por una soleá más bien plana y una siguiriya donde logró los mejores momentos casi en los remates. La verdad es que Antonio Higuero demostró su elegancia con varias falsetas proverbiales de gusto y fue una pena que no prodigara más su virtuosismo. El concierto se vino arriba por cantiñas, en las que introdujo un bello mirabrás, y tras los fandangos atacó la bulería para terminar bailando y sin micrófono. Se despidió con su bellísima canción Aire y con la sensación de que a la noche le había faltado cierto empuje y más compromiso. Así son las cosas de los artistas.
o XVI Jueves Flamencos del Teatro Bretón de Logroño. Cante: José Mercé. Toque: Antonio Higuero Compás: Chícharo y Mercedes García. Teatro Bretón: Agotadas las localidades. Jueves, 12 de enero. / Esta crónica la he publicado en Diario La Rioja.