Hoy es necesario hablar de
Cuba, de
la brutal represión que ejerce el régimen de los hermanos Castro contra las personas que no soportan ni un minuto más aquel sistema comunista, totalitario y despiadado que tortura a este país hermano con la legendaria y mayoritaria indiferencia de la izquierda europea y singularmente, de la española; y que conste que no me refiero sólo a la que representa
Willy Toledo (el defensor de
Otegi) y sus sectarios amigos con camiseta del
'Che', un tipo que decía que la sangre fría para matar era la principal cualidad del buen revolucionario. Creo que es necesario referirse a Cuba porque el martes volvió a ser detenido
Guillermo Fariñas cuando iba a visitar en un hospital a Alcides Rivera, otro disidente que lleva desde el 28 de septiembre en huelga de hambre para protestar contra la represión gubernamental. Fariñas sabe lo que supone este tipo de ayunos voluntarios porque ha protagonizado la friolera de 23 dejando literalmente hecho añicos su cuerpo, sufriendo más de once años de cárcel y tomando el testigo de la rebeldía y la libertad frente a la crueldad sin límites de los que siguen gritando
'Revolución o muerte'. Fariñas ha tomado el testigo de otro mártir impresionante: el fontanero
Orlando Zapata Tamayo, que sucumbió tras una huelga de 86 días sin probar alimento alguno. Cuba arde pidiendo libertad y ahí están las
Damas de Blanco para demostrar con su ejemplo que la conciencia cívica tiene más asideros de lo que muchos piensan en nuestra civilizada Europa posmoderna. Creo que fue el poeta cubano
Nicolás Guillén el que escribió que quien por fuera no es de noche, por dentro ya oscureció.
Por improbable que parezca, un día también amanecerá en la Habana.
o Este artículo lo he publicado hoy en
Diario La Rioja en una serie que aparece los jueves y que se titula
Mira por dónde.
