El libro rojo de la gastronomía mundial -la archifamosa Guía Michelin- dictó su cíclica sentencia anual en París con el mágico reparto de estrellas (unas vienen y otras se van) y volvió a recordar a los cuatro confines la portentosa evolución de la gastronomía riojana. Ahí es nada: nueva estrella para Francis Paniego, que a la ya clásica del Echaurren (que obtiene por séptimo año consecutivo) une una nueva merced a su trabajo en el Marqués de Riscal, de Elciego; y la siempre dificultosísima renovación de Ignacio Echapresto, que consolida a Daroca de Rioja como la población más pequeña del planeta que posee la siempre anhelada y esquiva estrella, gracias a su Venta de Moncalvillo. Francis Paniego, en un año realmente duro y complejo en el que ha inaugurado un nuevo restaurante en Logroño, el arriesgado Tondeluna, logra un nuevo hito en su carrera: la segunda Estrella Michelin, la primera en el hotel gastronómico Marqués de Riscal, un proyecto con el que comenzó en 2004, que inauguró el 15 de octubre de 2006 y con el que ahora ha logrado colocar su estilo en la cocina en ese reducidísimo y privilegiado coto de los cocineros que lucen dos estrellas en su chaquetilla. Francis Paniego estaba realmente emocionado tras conocer la noticia unos segundos más allá de las 21.15 horas de la tarde de ayer: «A mí me gusta mucho tener los pies en el suelo y la verdad es que quiero ir por partes. Una segunda estrella es algo grande por lo que supone tanto como reconocimiento a un trabajo que comenzó hace más de siete años como para seguir consolidando a La Rioja como a una de las zonas con más interés gastronómico del norte de España: ahí es nada contar con tres estrellas en un triángulo tan reducido como el que discurre entre Daroca, Ezcaray y Elciego. Es un restaurante en una bodega, un proyecto enoturístico y gastronómico que no tiene parangón en el mundo y que ahora recibe un reconocimiento internacional importantísimo. Estoy muy feliz por todo lo que supone».
Ignacio Echapresto, por su parte, también recibió con suma alegría la renovación de su primera estrella: «El año pasado fue una alegría un tanto inesperada; sabíamos algo, pero hasta que no se nos confirmó no podíamos ni imaginar lo que suponía una declaración de este estilo. Ahora, con la consolidación de la estrella entramos en una nueva fase. Hemos recorrido un año muy especial, con mucha presión que me he puesto a mí mismo y me siento muy orgulloso por haberla consolidado». Echapresto confesó a Diario LA RIOJA que había vivido un día «durillo». «Por la mañana he estado muy tranquilo pero a medida que se iba acercando la hora le he empezado a dar vueltas. Bueno, ya hemos superado el primer año (cosa que alguno no ha logrado en esta edición) y a partir de ahora lo que hay que hacer es continuar trabajando en este camino. También quiero tener un recuerdo hacia mi hermano, Carlos, sin el que sería imposible concebir un proyecto gastronómico como el que supone Venta de Moncalvillo». El cocinero de Daroca de Rioja tuvo palabras de reconocimiento hacia Francis Paniego: «Es un verdadero fenómeno. Me alegro mucho por él y además por dos cosas: la nueva estrella del Marqués de Riscal, algo realmente impresionante; y por la renovación por séptimo año consecutivo de la estrella del Echaurren, pionera en La Rioja y uno de los faros de nuestra cocina. En muchas ocasiones no se valora como merece algo así». Francis Paniego no quiso olvidarse de todas personas que trabajan alrededor de sus proyectos gastronómicos: «Esto muy orgulloso de todo mi equipo del Echaurren, del restaurante tradicional y del Portal. Siete años de estrella no es fácil y creo que cada día lo hacemos mejor. Y también, cómo no, de mi gente de Elciego: Juan Peña, Eduardo Lumbreras, en la cocina, y Josep Solé y Pablo Bastos, en la sala. Todos ellos componen un equipo realmente sensacional». El cocinero de Ezcaray, que presentó en San Sebastián Gastronomika el martes la nueva carta del Echaurren, tampoco quiso pasar por alto la percepción que tiene de Ignacio Echapresto: «Su estrella tiene un mérito increíble; sé perfectamente de dónde vienen y la clase de cocinero que es. Y además, que el año pasado lograra lo que logró sirvió de verdadero acicate para mí, para seguir mejorando, para crecer como cocinero. Yo a Ignacio le debo mucho. Además, de alguna manera compartir esto juntos nos ha hecho fraguar una gran relación personal». Ignacio Echapresto también tuvo palabras de admiración hacia Francis: «En muy poco tiempo logrará la segunda del Echaurren».
o Francis e Ignacio, juntos en el Echaurren El año pasado fue el mismísimo Francis Paniego quien le comunicó a Ignacio Echapresto la consecución de su primera estrella. «Fue por teléfono. Me enteré antes que él casi por casualidad y le llamé». Ignacio Echapresto lo recuerda con emoción: «Enhorabuena, lo has conseguido, me dijo. Yo me quedé helado porque aunque nos habían dado la posibilidad nadie nos lo había comunicado de manera oficial hasta que llegó la llamada de Francis». Al día siguiente, Diario LA RIOJA fue el privilegiado testigo de la visita que rindieron los hermanos Paniego (Francis y Chefe) a los Echapresto (Ignacio y Carlos). Ayer, nuestro periódico quiso reeditar aquella bellísima jornada pero en sentido contrario, con la visita de Ignacio al Echaurren: «Esto es un templo, siento una gran emoción viendo este lugar. Para nosotros los cocineros los símbolos son muy importantes y el Echaurren es un símbolo de nuestra cocina».
o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja; en la foto se ve al gran Justo Rodríguez retratando a los maestros con el equipo de Cocina del Echaurren.