Pilar Rahola es una mujer chic donde las haya. Considerada por sí misma de su persona como un estandarte de moralidad supina, canina, adverbial, feminista, catalanista y animalista, la exdiputada socia un día de Joan Laporta (con el que fundó un partido independentista y al que Arcadi Espada definió como el marqués de Villaverde del proyecto soberanista de Artur Mas, adjetivándolo como el chulo español por antonomasia), ha dado una vuelta de tuerca más en su ignorancia y ha escrito un sesudo artículo ni más ni menos que en La Vanguardia «exespañola» en el que asegura que el concepto de fiesta nacional lo inventó Franco, que reyes como Fernando VII prohibieron las corridas en España o que la generación del 98 estaba en contra de «esta carnicería». Se puede ser antitaurino, faltaría más; pero hacer el ridículo de tal manera sólo es patrimonio de un personaje como Rahola, que toma la historia como si fuese un chicle para estirarla o encogerla allí donde le conviene al estrecho talle de su traje nacionalista. Pilar Rahola demuestra que no sabe nada y que leer no es una de sus pasiones. Por ejemplo, desconoce que Fernando VII (el Rey felón) creó la Real Vacada de la que derivaron los toros de Veragua, que lo de «fiesta nacional», que tanto le fastidia, tiene su origen en una carta del alcalde de Valencia en 1846 y que Eugenio Noel, el más antitaurino de aquellos escritores a los que ella no lee, dijo que el toreo tiene «la funesta cualidad de ser el único rasgo enteramente nacional; sólo la afición a los toros une las regiones y hace andaluz al éuscaro y extremeño al catalán y castellano al andaluz». Pilar lee poco o lo hace sesgadamente. Lee lo que le interesa y personalmente, creo que aburre su insipidez ideológica. Todo el mundo sabe del pie del que cojea. Hasta ella.
o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja en una serie que aparece los jueves y que se titula Mira por dónde.