Foto: Alfredo Iglesias |
Ayer, el Arnedo Arena vivió una gran tarde de toros merced a la sensacional novillada enviada desde los predios escurialenses por la divisa de Baltasar Ibán, que coloca su nombre por cuarta vez como la mejor ganadería de la feria, logrando, además, que con la de este año se cumpla un ciclo magnífico de tres temporadas consecutivas, hecho que sólo habían conseguido antes hierros tan prestigiosos como Cebada Gago o Fuente Ymbro.
La realidad es que fue una excelente novillada tanto en presentación como en juego con un buen número de ejemplares destacados, aunque al final se llevó todos los honores el indultado 'Santanero', un astado realmente bueno que tuvo una virtud realmente destacable: ir a más desde principio hasta el fin de la lidia, embestir con humillación sostenida desde el principio hasta el final de la faena con una alegría una obediencia realmente espectacular. 'Santanero', conviene recordarlo, es un nombre mítico en esta ganadería, curiosamente excluida en muchas de las grandes ferias, pero que ha encontrado en el mundo de las novilladas un espacio único para reivindicar su prestigio a base de toros excelentes, hechuras en su medida (huyendo siempre de la masificación de los kilos) y algo realmente importante: su bravura.
Arnedo ha cumplido una feria inolvidable y los números cantarán. En un año de crisis brutal en el sector taurino, parece que este abono ha sido el de más espectadores en toda la historia del Zapato de Oro, el de mejores recaudaciones y el de entradas más numerosas en los tendidos. Y para mantener la feria así de pujante es absolutamente crucial que al Ayuntamiento le salgan los números, que la feria sea capaz de concitar el interés del público para seguir siendo la mejor y la más entrañable feria del mundo de las novilladas.
Fernando Adrián es el nuevo Zapato de Oro y tuvo la suerte de encontrarse con 'Santanero', que fue un primor. El novillero fue capaz de estar a su altura y de hacer que el público vibrara con una faena que tuvo la virtud de ofrecer espacio suficiente para gozar del galope del toro, alargar los muletazos y obtener alguna serie pletórica. Pero además de este alumno aventajado de la Escuela de El Juli, han pasado otros dos grandes triunfadores: Conchi Ríos y López Simón, que lograron dos meritísimas actuaciones que no conviene olvidar.
o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja.