El diestro Antonio Chenel ‘Antoñete’ falleció ayer en Madrid a los 79 años
Se va el torero del mechón blanco que hizo la mejor faena a un toro blanco siendo un torero rojo en pleno franquismo gris
El toreo perdió ayer a una de sus leyendas más gloriosas, irrenunciables e inimitables, Antonio Chenel Albadalejo, ‘Antoñete’, el legendario diestro del mechón blanco que comenzó a pasar a los anales en 1966 por la faena a un toro blanco llamado ‘Atrevido’ en una de sus gloriosas penúltimas tardes en los ruedos. Chenel, que había nacido en Madrid en el 24 de junio de 1932, sufría desde hace años una insuficiencia respiratoria a consecuencia de la murió en la tarde de ayer en el hospital Puerta de Hierro de Majadahonda, donde llevaba varios días ingresado. Ha trascendido que su deseo era morir en la plaza en la que vivió y en la que se consagró con un número impresionante de grandes faenas, de sonoros fracasos y de alguna que otra derrota mascullada en un silencio y en una soledad que incluso le hizo pensar en hacerse banderillero para ganarse la vida. Sin embargo, en el último momento conseguía un contrato en Las Ventas, resucitaba con su toreo clásico como casi ninguno y cuando la vida comenzaba a sonreírle una cornada o una de las múltiples fracturas en sus huesos de cristal le alejaban de la gloria y de la fama una y mil vecez. Antoñete abrumaba con su toreo porque no había espacio para la especulación, para las palabras huecas o para los ejercicios de estilo. Antoñete, el maestro más clásico de los últimos treinta añoos, se precipitaba de sí mismo en cada faena porque tenía un conocimiento absoluto del toro: lo estudiaba sin aprendérselo de memoria y comprendía su lenguaje a través de una rara intuición que demostraba como comentarista. Antoñete sabía las expectativas que podía ofrecerle cada toro y por eso consumaba el toreo, su esencia trágica, valentísima y honda. ‘Antoñete’ tomó la alternativa el 8 de marzo de 1953 en Castellón y en su primera temporada como matador toreó en 36 corridas y estuvo un tiempo alejado de los ruedos por una fractura en un brazo en Málaga. Permaneció inactivo entre 1959 y 1962 y en 1963 volvió a vestir de luces, pero sólo en siete ocasiones y solo una en 1964. Dos años despu pasó a la historia del toreo por la puerta grande tras una antológica corrida en la Feria de San Isidro de Madrid, en la que dio sesenta muletazos a ‘Atrevido’ el toro blanco de Osborne. Retirado durante un tiempo por problemas físicos, se alejó de los ruedos hasta que en 1975, decidió retirarse. Ese año, el 7 de septiembre, se encerró en Las Ventas con seis toros y le cortó la coleta su cuñado y mayoral de la plaza, Paco Parejo. En 1981 volvió a los ruedos españoles y abrió la Puerta de Las Ventas en 1982 y en 1983 toreó en 25 corridas. En la del uno de julio cortó dos orejas en Barcelona y fue cogido de gravedad en septiembre, en Madrid. Volvió a retirarse de los ruedos en 1985 y de nuevo su cuñado le cortó la coleta en Las Ventas el 30 de septiembre. Sin embargo, el 27 de octubre de ese año participó, de nuevo en Madrid en un Festival benéfico y a éste siguieron otros festivales. En 1987 hizo el paseíllo en la Maestranza de Sevilla, en Las Ventas y el 28 de octubre de 1988, decidió retirarse nuevamente, en la Feria de Bilbao. Entre 1989 y 1990 participó en festivales taurinos en Francia, México y España. A partir 1992 pasó a trabajar como comentarista taurino en retransmisiones de Canal Plus. Sin embargo, en 1999 intervino en nueve corridas y obtuvo 6 orejas; en 2000 participó en tres festejos y en 2001 participó en una corrida en la Feria de Burgos, donde tras sufrir una crisis respiratoria en el primero de su lote, abandonó definitivamente el toreo. o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja
Se va el torero del mechón blanco que hizo la mejor faena a un toro blanco siendo un torero rojo en pleno franquismo gris
El toreo perdió ayer a una de sus leyendas más gloriosas, irrenunciables e inimitables, Antonio Chenel Albadalejo, ‘Antoñete’, el legendario diestro del mechón blanco que comenzó a pasar a los anales en 1966 por la faena a un toro blanco llamado ‘Atrevido’ en una de sus gloriosas penúltimas tardes en los ruedos. Chenel, que había nacido en Madrid en el 24 de junio de 1932, sufría desde hace años una insuficiencia respiratoria a consecuencia de la murió en la tarde de ayer en el hospital Puerta de Hierro de Majadahonda, donde llevaba varios días ingresado. Ha trascendido que su deseo era morir en la plaza en la que vivió y en la que se consagró con un número impresionante de grandes faenas, de sonoros fracasos y de alguna que otra derrota mascullada en un silencio y en una soledad que incluso le hizo pensar en hacerse banderillero para ganarse la vida. Sin embargo, en el último momento conseguía un contrato en Las Ventas, resucitaba con su toreo clásico como casi ninguno y cuando la vida comenzaba a sonreírle una cornada o una de las múltiples fracturas en sus huesos de cristal le alejaban de la gloria y de la fama una y mil vecez. Antoñete abrumaba con su toreo porque no había espacio para la especulación, para las palabras huecas o para los ejercicios de estilo. Antoñete, el maestro más clásico de los últimos treinta añoos, se precipitaba de sí mismo en cada faena porque tenía un conocimiento absoluto del toro: lo estudiaba sin aprendérselo de memoria y comprendía su lenguaje a través de una rara intuición que demostraba como comentarista. Antoñete sabía las expectativas que podía ofrecerle cada toro y por eso consumaba el toreo, su esencia trágica, valentísima y honda. ‘Antoñete’ tomó la alternativa el 8 de marzo de 1953 en Castellón y en su primera temporada como matador toreó en 36 corridas y estuvo un tiempo alejado de los ruedos por una fractura en un brazo en Málaga. Permaneció inactivo entre 1959 y 1962 y en 1963 volvió a vestir de luces, pero sólo en siete ocasiones y solo una en 1964. Dos años despu pasó a la historia del toreo por la puerta grande tras una antológica corrida en la Feria de San Isidro de Madrid, en la que dio sesenta muletazos a ‘Atrevido’ el toro blanco de Osborne. Retirado durante un tiempo por problemas físicos, se alejó de los ruedos hasta que en 1975, decidió retirarse. Ese año, el 7 de septiembre, se encerró en Las Ventas con seis toros y le cortó la coleta su cuñado y mayoral de la plaza, Paco Parejo. En 1981 volvió a los ruedos españoles y abrió la Puerta de Las Ventas en 1982 y en 1983 toreó en 25 corridas. En la del uno de julio cortó dos orejas en Barcelona y fue cogido de gravedad en septiembre, en Madrid. Volvió a retirarse de los ruedos en 1985 y de nuevo su cuñado le cortó la coleta en Las Ventas el 30 de septiembre. Sin embargo, el 27 de octubre de ese año participó, de nuevo en Madrid en un Festival benéfico y a éste siguieron otros festivales. En 1987 hizo el paseíllo en la Maestranza de Sevilla, en Las Ventas y el 28 de octubre de 1988, decidió retirarse nuevamente, en la Feria de Bilbao. Entre 1989 y 1990 participó en festivales taurinos en Francia, México y España. A partir 1992 pasó a trabajar como comentarista taurino en retransmisiones de Canal Plus. Sin embargo, en 1999 intervino en nueve corridas y obtuvo 6 orejas; en 2000 participó en tres festejos y en 2001 participó en una corrida en la Feria de Burgos, donde tras sufrir una crisis respiratoria en el primero de su lote, abandonó definitivamente el toreo. o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja