jueves, 15 de septiembre de 2011

VUELVE RAFAEL RIQUENI

Cuando entorno los ojos y pienso en la música se aparece en mi corazón el sonido de la guitarra de Rafael Riqueni, la voz de sus cuerdas, el desgarrado aliento sevillano de un creador que carece de parangón porque sus composiciones son capaces de rivalizar con el mismísimo silencio en magnitud, confines y templanza. Rafael Riqueni llevaba la friolera de dieciséis años si publicar un disco a pesar que de su mano han surgido varias de las obras más alucinantes del repertorio de la guitarra flamenca actual: su garrotín ‘De la Vera’, por ejemplo, es de tal delicadeza sonora y de tanta precisión en tiempos y espacios, que cuando lo compuso en 1990 supuso un verdadero redescubrimiento de lo que era la guitara flamenca al desnudo, tañida con el alma, con la fuerza de la ingravidez más desconcertante. En 1987 se fue a Alemania y grabó para una ignota casa de discos una obra que tituló sencillamente ‘Flamenco’ (imposible de encontrar por estar cien veces descatalogada) y que es una revelación esencial para todas las personas que hemos tenido la suerte de escucharla sobre la diferencia que existe entre oír y sentir. Hay una minera dedicada a Don Ramón Montoya que te suspende en un confín absoluto porque no hay ni una mota de artificialismo, nada que pueda entorpecer el crepitar del sonido de Rafael y nuestros corazones. Pues bien,  Riqueni, que la última vez que tocó en público fue en Bodegas Ontañón a finales del año pasado, vuelve hoy a un escenario: el del Teatro Lope de Vega, de Sevilla, acompañado por la dulcísima voz de Mayte Martín. Dará paso a una obra llamada ‘Parque de María Luisa’, presentada de forma conceptual como su ‘Suite Sevilla’ y de la que hizo algún esbozo en Logroño. Seguramente significará un antes y un después tras tantos años en silencio. Bienvenido, Rafael.

o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja en una sección que aparece los jueves y que se titula Mira por dónde.

o Estoy de camino hacia Sevilla para ver el concierto; prometo contar mis impresiones