domingo, 18 de septiembre de 2011

Una década de gestas y grandes historias

El cielo logroñés se desplomó literalmente sobre la nueva plaza de La Ribera minutos antes del paseíllo. Era la tarde del viernes 21 de septiembre del 2001, el día en el que se inaguró, todavía sin la cubierta, el flamante recinto taurino que iba a sustituir para siempre a la desvencijada Manzanera, una plaza tan torera como incómoda e inolvidable que había sido inagurada el mismo día del año 1915 por Joselito y Juan Belmonte. En septiembre de 2011, apenas diez días después de atentado de las Torres Gemelas de Nueva York, llovió a raudales y sólo pudo triunfar Diego Urdiales, a pesar de que el cartel era de un lujo total con Enrique Ponce y El Juli a y con los infames toros de José Luis Marca para estroperalo todo. El torero riojano, con apenas dos años de alternativa, estrenó un terno rosa palo y oro y en el sexto de la tarde consiguió la primera oreja de la historia de este coso tras recrearse en varias buenas tandas de derechazos donde la ligazón fue su mejor argumento. El ruedo acusó la brutal tormenta y había quedado prácticamente intransitable. Por cierto, Diego Urdiales ha sido uno de los toreos, junto a Julián López El Juli y Pablo Hermoso de Mendoza, que más triunfos ha cosechado en esta plaza. Quizás el momento más emotivo de la historia de La Ribera lo firmaron juntos el arnedano y el toro Molinito de Victorino Martín, que logró algo inaudito hasta el momento en nuestra ciudad: el indulto, tras una gran faena y una especie de singular éxtasis colectivo en el que entró la plaza en su conjunto. En 2002 logró una de sus faenas más meritorias a un Victorino, estropeada por la espada y en 2004, otra a un sobrero de Fraile Mazas al que toreó de forma excepcional. 2006 fue el único año en el que no toreó y tras el indultó comenzó a entrar por fin en mejores carteles. El último gran triunfo de Urdiales en Logroño es de hace dos años, en el que cortó dos orejas a un toro de Torrestrella después de una gran faena. El año 2002 fue el del debut de Pablo Hermoso de Mendoza en La Ribera, el día 23 de septiembre, con una gran expectación y el cartel de «no hay billetes» colocado. La corrida fue mixta y compartió tarde con Francisco Rivera Ordóñez y Miguel Abellán y lidió dos toros de Carmen Lorenzo y cortó una oreja. Al año siguiente se celebró la primera corrida completa de rejones en Logroño, con Telles, Hermoso y Galán. Pablo dio un recital, firmó una de las faenas cumbres de esa temporada y obtuvo dos orejas en el segundo de la tarde. Al año siguiente volvió a salir por la puerta grande con maravillosas actuaciones de caballos como Chenel o Campo Grande. Pablo es una de las claves de la Feria Matea y el torero más taquillero del ciclo, ya que varios de los llenos absolutos han venido de su mano. El Juli es la tercera pata de los triunfadores con cuatro salidas a hombros del coso de La Ribera pero con faenas magistrales, entre ellas una inolvidable a un toro santacolomeño de San Martín con el que toreó primorosamente y al ralentí en la que ha pasado a la historia como una de las faenas más mexicanas hechas por esta gran figura en tierras europeas. Si El Juli tiene cuatro puertas grandes, Enrique Ponce no tiene más que una oreja el coso nuevo, ya que Logroño es la única plaza de las del gran circuito en la que nunca ha salido en hombros. Muchos más toreros han triunfado en La Ribera y merece la pena destacar entre ellos a Miguel Ángel Perera, quien en 2008 consiguió seis orejas, una puerta grande y el favor del público en una feria inolvidable para el extremeño. Rompió la feria de San Mateo tras conmover a La Ribera como no se recordaba por estos pagos. El momento más lucido de su feria fue en la corrida del Fuente Ymbro, festejo en el que obtuvo tres orejas y abrió por la puerta grande de La Ribera, una de las más difíciles del toreo.

o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja.