jueves, 8 de septiembre de 2011

CATALUÑA EN SU PRECIPICIO

Hace unos días CiU se mostraba indignadísima con lo que tachó como ruptura del consenso constitucional al no participar del acuerdo entre el PSOE y el PP para la reforma súbita de la Constitución en la vidriosa cuestión del déficit. Durán i Lledia estaba dolido, pero no por el consenso (que le trae al pairo), sino porque se había visto fuera de juego por vez primera en muchos años. El segundo partido se está jugando ahora mismo y tiene que ver una vez más con lo poco que les importa a los nacionalistas la libertad y el Estado de Derecho cuando los tribunales no dictan sentencias que se compadezcan con sus intereses. En esta ocasión hablamos del derecho que tiene cualquier español a recibir la educación en el idioma común y a la sentencia de Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (avalado por el TS y el TC) que exige a la Generalitat revocar ese horror llamado inmersión lingüística. La Generalitat ha dicho que no piensa cumplir con la sentencia y Montilla, del PSC, ha rubricado la maniobra apoyando una vez más a los nacionalistas, que le cavaron su tumba y en la que sigue introduciendo cada día más hondo a su partido allí y en España, como ellos dicen. Sólo puede suceder en nuestro país que un gobierno desafíe a los tribunales y llame a la desobediencia civil para negarse a incumplir la ley invocando razones tan delirantes como las que ellos califican «de país». El modelo de inmersión en un solo idioma puede tener su defensa pedagógica, aunque personalmente lo dudo mucho; sin embargo va claramente contra la ley porque es profundamente discriminatorio y coarta la libertad de elección de los padres con respecto a la educación. El nacionalismo utiliza el catalán no como una aspiración, lo utiliza como un arma para marcar su territorio. Ésa es la pena.

o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja en una serie que aparece los jueves y que se titula Mira por dónde. El dibujo es obra de Carlos Rivaherrera.