Hace tiempo que no tenía la oportunidad de gozar de Raimundo Amador tan de cerca después de los muchos kilómetros que he hecho en esta vida tras de su guitarra Gerundina. En dos ocasiones me hube emborrachado con él, una en un pueblecito de Navarra, con Kiko Veneno, y otra, también muy lejana en el tiempo, en un festival de Jazz de San Sebastián, cuando tocó por vez primera con BB King. No sé cómo, pero acabé en lo viejo donostiarra fumando petas con él, conversando sobre Camarón, de la Leyenda del Tiempo, de Pata Negra y hasta de Pulpón. Hoy no habido ocasión, aunque he tenido la suerte de gozar de su música en un inesperado concierto en el chiringuito La Luna, en medio mitad de la increíble playa de Zahara de los Atunes, un espacio donde el mar te abraza de arriba abajo sin darte cuenta. No sé si será la brisa de poniente, la luz indeleble de un sol que calienta y no quema, las juguetonas olas, la algarabía sin agobios de los niños, el buen rollo. He grabado este temita Medio hombre medio guitarra
o CAMARÓN, CON EL TOMATE Y RAIMUNDO AMADOR o «Los años han pasado, pero todavía me queda bastante de aquella vena salvaje de Pata Negra» o Quisiera amarte menos