miércoles, 29 de junio de 2011

BURGOS: TOROS SIN APENAS CUERNOS PARA LA SUPERFICIAL ELEGANCIA SIN CONFINES DE MANZANARES

Foto: Aplausos
José María Manzanares salió ayer por la Puerta Grande del coso de 'El Plantío' de Burgos merced a su espada inapelable en una tarde marcada por el viento, por el frío y por el buen juego de unos toros de la ganadería de Torrealta realmente impresentables por lo paupérrimo de sus defensas. Fue un discurrir de toros sin apenas pitones, con caritas tan inofensivas que dejaban bien a las claras que el barbero había pasado por allí. (Lo digo así para simplificar porque es bien sabido que las técnicas que depuran los cuernos de su congénita agresividad han avanzado una barbaridad). Toda la corrida daba bastante grima -aunque la presencié desde un palco en las alturas- y más pena me dio ver la absoluta indiferencia de las miles de criaturas allí congregadas ante tamaño fraude, ante el atropello consentido/consumado por la empresa, el ganadero y los tres toreros actuantes: Juan Mora, Sebastián Castella y el citado José María Manzanares.

La corrida, escasa de fuerza y de fondo, fue sumamente manejable y sobresalió un toro, el tercero, al que desorejó el alicantino en una faena en la que buscó con inteligencia los terrenos más abrigados del coso y en la que tiró por la senda de la eficacia: tandas cortísimas (tres y el de pecho) y un verdadero atracón de circulares de todas las facturas. Manzanares sabe de su elegancia y la explota hasta confines insospechados. Es inteligente, llega al público con su decisión y no pierde un segundo ni en tiempos muertos ni con probaturas. Faena distante pero convincente, liviana, superficial, de destellos… pero con muy poco toreo en su arquitectura. La rubricó con uno de sus espadazos y le dieron dos orejas excesivas pero aclamadas. En el sexto, otro ejemplar noble pero sin demasiada sustancia, logró otra oreja tras una estocada recibiendo, caída, que tiró al toro sin puntilla.

Sebastián Castella demostró dos cosas: puede ser tan pesado como Miguel Ángel Perera si se lo propone y su falta de frescura para plantear las faenas. Si Manzanares se fue pronto donde menos volaban los papelillos, el de Bèziers hizo exactamente lo contrario: comenzó la primera faena en tablas donde más viento hacía y la segunda en los medios con esos pases cambiados por la espalda que de tan repetidos cada vez impresionan menos. Castella es un torero atribulado, tan valiente como torpe y ayer, desconfiado al no manejar los trebejos a su antojo. Estuvo fatal con la espada y pasó como alma en pena por El Plantío.

Juan Mora toreó con suavidad a la verónica: chispazos y detalles en el primero, sobre todo un derechazo largo y emotivo aprovechando la boyantía del animal. Lo demás fue un discurrir de enganchones y buen trazo en los primeros tiempos de cada lance, hasta que se descomponían las telas por unas veces por Eolo y otras por esa forma tan violenta que tiene de dejar caer los vuelos al natural al tomar la muleta por la punta del estaquillador. Juan estuvo en Mora, como cabía esperar. Por cierto, me encantó Juan José Trujillo con los palos y con el capote. Para mí, ahora mismo, el mejor banderillero de la temporada.

o La foto del toro corresponde al sexto de la corrida y se puede ver en la web de la plaza de toros de Burgos.

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