Todavía estoy impresionado por la belleza de las verónicas de Saúl Jiménez Fortes, por la dulzura de la forma que tiene de mecer el capote y por lo bajitas que pone las manos para acompasar el viaje del toro a sus vuelos y todo ello con el encaje de su cintura, rota sin estridencias, como adivinando una milésima de segundo antes donde depositaría el peso de su cuerpo instantes después. Me ha encantado el torero malagueño como me pasó el año pasado en su actuación en Arnedo en el Zapato de Oro. Jiménez Fortes, torerazo, titulé aquella crónica y hoy me reafirmo en lo visto ayer y en lo que sentí en Arnedo cuando le vi con una encastada novillada de Baltasar Ibán.
Me impresionó después con el derroche de valor de su faena de muleta, con esa colocación -tozuda, en ocasiones- tan salvaje con la que quiso hacer bueno a un novillo que desparramaba la vista con un objetivo claro: la taleguilla de torero. Sufrió dos volteretas, una cornada y mil coladas. El tipo ni se miró, ni un gesto de dolor. Jiménez Fortes se tragó su propia sangre y yo, que lo estaba viendo por la tele, me puse a llorar: ¡Así se viene a Madrid!, pensé; ¡Eso es torería!, proclamo ahora. Lástima que no pudiéra salir a vérselas con su segundo novillo. Madrid le espera; la afición, también.
Víctor Barrio también se la jugó de veras. Tenía hierba en la boca y se plantó en el ruedo como un auténtico novillero, con ganas, con ansia, con cojones, con ambición. Toreó bien y dejó su sello en la plaza.
A Larios le pudo la responsabilidad y le vino muy grande todo aquello. Y es que todo aquello era grande de verdad: dos tíos en el ruedo y una señá novillada de Flor de Jara, que aunque desarrolló sentido en muchas más ocasiones que lo esperable, dejó el aroma de su casta santacolomeña: novillos de verdad, serios, hondos incluso, pero que transmitieron una emoción que es la esencia de esta fiesta -(me gustó mucho el sexto en la muleta y la pelea del tercero en varas) y que nos hizo olvidar el mal trago de los Núñez del Cuvillo y de los líos de Curro Vázquez y su gente en los corrales.
o JIMÉNEZ FORTES, TORERAZO