Un día Chano Lobato me habló de uno de sus muchos viajes a Japón; me habló Chano de los terremotos, de un bailaor que se creía Antonio El Bailarín y que le pagó un viaje a Tokio para que le cantara como le cantaba a Antonio. El maestro de Cádiz me explicó cómo eran los temblores sísmicos y que en el teatro aquel donde actuó le pusieron un sombrero cordobés más grande que una plaza de toros y que le cantó por siguriyas, tangos, fandangos, tanguillos y malagueñas... Chano me habló del miedo y de la responsabilidad... De los minicuartos de baños de los hoteles, de bares minúsculos. Hoy le echo mucho de menos.
domingo, 13 de marzo de 2011
AÑORANZA DE CHANO LOBATO
Un día Chano Lobato me habló de uno de sus muchos viajes a Japón; me habló Chano de los terremotos, de un bailaor que se creía Antonio El Bailarín y que le pagó un viaje a Tokio para que le cantara como le cantaba a Antonio. El maestro de Cádiz me explicó cómo eran los temblores sísmicos y que en el teatro aquel donde actuó le pusieron un sombrero cordobés más grande que una plaza de toros y que le cantó por siguriyas, tangos, fandangos, tanguillos y malagueñas... Chano me habló del miedo y de la responsabilidad... De los minicuartos de baños de los hoteles, de bares minúsculos. Hoy le echo mucho de menos.