El propietario de los últimos Veraguas apuesta por una fiesta definida por su diversidad genética y la integridad del toro
Tomás Prieto de la Cal es un ganadero singular. Posee un tesoro único en La Ruiza, su bellísima finca onubense sita en la desembocadura del Río Tinto: los últimos toros procedentes del hierro de Veragua, astados singulares por sus impresionantes hechuras, por sus pelos jaboneros, melocotones, chorreados, berrendos... y también especiales por pertenecer a una estirpe única que lucha contra la uniformización que la modernidad ha traído al toreo, el monoencaste de origen Domecq que acapara la mayor parte de las ferias. Tomás Prieto de la Cal deleitó a un abarrotado auditorio cuajado de aficionados el viernes por la noche en el salón abacial del Ayuntamiento de Alfaro.
-¿Qué supone para usted mantener la llama de una ganadería tan peculiar?
-Los toros me llegaron por cuestión familiar, por mis padres, pero en la vida existe un momento en el que te das cuenta del tesoro genético que poseemos, de la maravilla con la que contamos en casa y la responsabilidad que se asume cuando tienes que gestionar algo así. La ganadería es nuestra pero es patrimonio de la diversidad de la fiesta.
-Una diversidad cada vez más amenazada...
-Ahí reside uno de los grandes males del toreo actual. Casi todos los toros son iguales en su comportamiento y desgraciadamente en sus pocas exigencias. Perder patrimonio genético es perder la biodiversidad natural de la fiesta: los encastes representan uno de los valores más poderosos del toreo.
-¿Por qué las figuras no quieren saber nada de sus toros?
-Porque son exigentes... Pero eso pasa ahora porque a mis toros y a otras ganaderías peculiares como la nuestra siempre las han matado las figuras. A Manolete lo mató un Miura en Linares. ¿Se imagina a una gran figura actual anunciado con estas ganaderías en Linares?
-¿Qué le parece el paso a Cultura?
-Creo que se tendrían que resolver cosas más importantes desde dentro del toreo. Que unos señores vayan a un Ministerio tengan que irse después a un hotel a dar la rueda de prensa no lo veo nada lógico.
-¿Cree que todos los ganaderos que crían astados de origen Domecq son iguales?
-Bueno, pueden existir diferencias porque hay unas ganaderías con más empuje que otras; eso lo reconozco. Pero en el fondo todas me parecen la misma cosa y las meto en el mismo saco.
-¿Ha cruzado alguna vez con otros encastes?
- Jamás. Además, nosotros no podemos disimular algo así porque las hechuras y el comportamiento de nuestros animales nos delataría de inmediato.
-¿Qué opina de todas las normativas de la Unión Europea con respecto al toro de lidia?
-Ése es uno de los mayores desastres que estamos sufriendo. Toda la panoplia legal comunitaria trata al toro como un animal estabulado. El toro es un animal salvaje, su manejo es algo complicadísimo que nada tiene que ver con una vaca lechera holandesa. Cada dos por tres hay que realizar saneamientos absurdos en los que hay que meter a los animales en mangas, molestarles y, de alguna forma, en el fondo domesticarles. Nosotros no tocamos para nada al toro, empezando por no poner fundas, que me parece algo horroroso. Mire, se han realizado diferentes estudios genéticos a mi ganadería y los resultados de ADN han dejado claro que estos animales tienen muchos más rasgos en común con un antílope africano que con un vaca lechera. Ese estudio está en la Unión de Criadores de Toros de Lidia para explicar en Europa la singularidad de este animal y de su crianza. Pero lo tienen en un cajón.
-¿Cómo es la novillada de Arnedo?
-Tenemos bastantes animales apartados en un cercado para ella. Estará muy bien presentada y será muy variada. Tengo muchas esperanzas depositadas en ese festejo.
-Este año debutan en una feria de plaza de primera...
-Desde que estoy al frente de la vacada hemos lidiado en muchas plazas de primera pero nunca en feria. Zaragoza será la primera vez que los hagamos y estamos muy ilusionados.
-En su casa ha tentado Diego Urdiales ¿Qué le pareció?
-En la última década ha sido uno de los mejores toreros que ha pasado por nuestra plaza. Así de claro lo puedo decir. Me parece enorme por su calidad, su temple, su conocimiento de los terrenos y su valor. (Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja).