HOY VA DE TETAS

Sara Carbonero tiene tetas nuevas y, según he podido leer en el Mundo Deportivo de Barcelona, se tratan de «un regalo» para Iker Casillas, que por si no lo sabían –para eso estamos los periodistas– es su novio y hasta viven juntos en la casa que tiene el cancerbero –¡oh, qué bonita palabra!– en Boadilla del Monte. En otros periódicos, más o menos serios, y en un alarde de sorprendente originalidad, han tratado así esta trascendental noticia: «Sara Carbonero reaparece en Telecinco con una nueva delantera». Una revista de la cosa llamada ‘Cuore’ ha desvelado que la bella y joven presentadora cobra un sueldo neto anual de cien mil euros por su trabajo en los informativos de Tele 5; ingresa mil más al mes por su colaboración semanal en el programa de Ana Rosa (Poquito ¿no?); y se embolsó 120.000 por ser la imagen de un champú. Yo me alegro mucho por Iker, por Sara, por el estratosférico sueldo del guardameta y hasta por los nuevos pechos de la reportera, pero alucino cómo los medios de comunicación cogen a una persona –con o sin su consentimiento, no lo sé– la estrujan, la ponen de dinero hasta las axilas o más arriba, y hacen de una historia más o menos normal (chico conoce a chica…) una brutal entelequia de amor, lujo, fama y envidias. No sé si Sara acabará como Belén Esteban y si a Casillas le hará la misma gracia que a mí lo de este periodismo lamentable en el que estamos convirtiendo una profesión tan hermosa como necesaria. En mis pesquisas (Google news) he sabido que T5 le ha ofrecido a la pareja de moda presentar las campanadas de fin de año y que en otro sitio han escrito que la hermana de Sara sale con Bojan (nuevo futbolista con reportera en potencia). ¿Me siguen? Yo no... A estas alturas prefiero pasar.


o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja en una serie que aparece los jueves y que se titula Mira por donde.