RAÚL MICÓ, UNA VOZ QUE ENTUSIASMA

Antes de nada he de decir que no pude terminar de ver la actuación del cantaor Raúl Micó, pero que me fui de la Casa de Andalucía con esa rabia incontenible que se aparece al saber que lo que me iba a perder prometía tantas emociones como lo vivido hasta ese momento. Y es que este jovencísimo artista de Villena (Alicante) está dotado de un talento especial en el cante flamenco: su voz, una voz melismática, dulcísima, levemente rota, juncal, herida, quebrada a veces, sibilina, encontradiza, una voz que conmueve porque es capaz de expresar todos los lamentos llorándose de sí misma y de romperse después por todo lo alto sin apenas haber transcurrido una millonésima parte de un segundo. Raúl Micó, apunten este nombre, porque conoce el cante como demostró en unas bellísimas e inquietantes granaínas tan frágiles en su configuración inicial como descabelladas en su remate postrero. Me cuenta Luis Domínguez, que tuvo la suerte de quedarse hasta el final y que chanela una barbaridad de la vida y de sus cantes, que hizo unas siguiriyas estremecedoras que le supieron a canelita en rama por su hondura, y que por lo visto (mejor dicho, por lo oído) no tuvieron nada que envidiar a sus cantes de levante, a los tangos, a lo que pude disfrutar de él mecido por la buena guitarra de Guillermo Guillén, otro sorprendente nombre para anotar en lo mucho bueno que ha habido en este ciclo de Flamenknet. Íñigo Ruiz, además de ser uno de los organizadores del evento, tiene alma de cantaor y el viernes fue el artista invitado del último concierto. Cantó suavemente por Garrotín, hizo una nana delicada y se atrevió con uno de los palos más graves, hondos y dificultosos de la inmensa panoplia del cante jondo: la malagueña. Y a decir verdad, la bordó. Fue, para este humilde cronista, la mejor vez que ha cantado de todas cuantas le he visto. Y le vi emocionarse en el escenario, al principio con Aurelio, y en ese cante con el compás ad libitum del guitarrista de Raúl Micó. La noche acabó con el concurso de letras flamencas, con unas bulerías del de Villena, y con la sensación de que esta aventura flamenca de Knet ha sido un éxito de público y de arte. Y eso en estos tiempos de mediocridad vale un Potosí.

o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja.