A Sergio Aguilar un toro de Alcurrucén le traspasó el cuello en las pasadas Corridas Generales de Bilbao. Apenas dos o tres minutos antes, el mismo toro le había propinado una importante cornada en la pierna de la que ni se miró ni por asomo. Con una dignidad sorprendente, el torero de Madrid se fue a la enfermería para ser operado. En una entrevista dijo que en un primer momento pensó aguantar y matar él mismo al toro. La cornada fue gravísima, pero antes había dibujado varios de los mejores naturales de la temporada con esa quietud y un hieratismo frío y seco que definen a un matador rocoso pero atrevido, a un torero que si le dejaran anunciarse un poco más con ganaderías que embisten de verdad y por derecho, posiblemente estaría en la cima del escalafón. Pero lo han encasillado en las duras y en este proceloso mar se abre paso a dentelladas para demostrar a los poderes fácticos del toreo que con él se han equivocado. Sergio Aguilar regresa a Logroño con dos toreros que deben mucho a Francia en sus respectivas trayectorias: José Pedro Prados El Fundi y Alberto Aguilar.
Un maestro. ‘El Fundi’ es un maestro de la tauromaquia, uno de esos veteranos toreros que da gusto verlos andar por el ruedo a pesar de que en su juventud fuera uno de los matadores más contestados por parte de muchos sectores de aficionados. Se refugió en Francia, y allí, respetado y querido, fue abriéndose un importante hueco con las ganaderías más duras: desayunos de Miuras, meriendas de Pablorromeros y cenas de Cebadasgago. En este menú, el mismo en la que la mayoría naufragan, el torero de Fuenlabrada comenzó a crecer de manera inusitada. Sus triunfos galos empezaron a tener eco en España y hasta Madrid acabó por rendirse a la evidencia de su maestría, de un oficio largo, poderoso y cabal que se había forjado en el más duro de los aceros: ese tipo de corridas amargas en las que en muchas ocasiones el toreo es una utopía. Sin embargo, cuando estaba a punto de obtener la mayor recompensa, el año que mejor colocado estaba en San Isidro, sufrió un accidente montando a caballo y se fracturó el cráneo. Aquello paró todo, a pesar de que en Bayona el año pasado diera una verdadera lección ante toros de El Pilar, en una correosa corrida de esta ganadería tildada como comercial. Estuvo en Logroño el año pasado con los victorinos y volvió a dar una gran lección. El otro torero que viene de Francia también es de Madrid. Alberto Aguilar, uno de esos matadores arrumbados por las empresas que logró triunfar ante una gigantesca corrida de Victorino en Beaucaire. Era su único contrato y sacó la cabeza como un tejón. En dos años ha conquistado Francia merced a su valor y en Dax, Arles, Vic Fezensac y Ceret lo adoran. Hoy saldrá a por todas.
o Primera de Feria (18 h.). Toros de José Escolar (Albaserrada) para los madrileños El Fundi, Sergio Aguilar y Alberto Aguilar. La foto es de Ana García.
o Primera de Feria (18 h.). Toros de José Escolar (Albaserrada) para los madrileños El Fundi, Sergio Aguilar y Alberto Aguilar. La foto es de Ana García.