La Feria de San Mateo es uno de los puertos duros de la temporada. Apenas genera réditos para el Futuro, el toro de Logroño sigue siendo importante, la autoridad no se anda con medias tintas y el público –a veces desnortado– sigue imprimiendo rigor y seriedad a los triunfos. Logroño, a pesar de los pesares, continúa siendo hosco para muchos y algunos toreros, como ha hecho sin ir más lejos José María Manzanres, se borran para no aguantar el atragantón. Pero hay otros que no se quitan, que asumen su responsabilidad de máxima figura y viene dos tardes, como Julián López ‘El Juli’, que en el año más increíble de su alucinante carrera, actuará en dos eventos de máxima responsabilidad: el primero el 21, ante astados de Núñez de Cuvillo, una ganadería que ya estuvo en Logroño en una corrida mixta y que está en un momento extraordinario, y la del 24, con el mismísmo Enrique Ponce, y frente a los toros de Victoriano del Río, quizás la divisa con más toros profundamente bravos de los últimos años. Esta es la apuesta de El Juli, el toreo mismo: llegar a Logroño, anunciarse con dos de las ganaderías más importantes del momento, y torear con una profundidad increíble y con un temple que raya lo infinito. Hablar de San Mateo es hacerlo también de un navarro, de Pablo Hermoso de Mendoza: el más taquillero a pesar de que la crisis haga mella en las entradas. Pero Hermoso tiene la costumbre de hacerlo bello en Logroño y tirará una vez más de sus mejores recursos para hacer caligrafía torera subido a un caballo. No fallarán clásicos como ‘Chenel’, que es pura magia, pero merece la pena mirar detenidamente a dos caballos que llegan con una madurez increíble: ‘Silveti’ e ‘Ícaro’, un animal bellísimo que habla de tú a tú a los toros cuando coloca la cabeza en su misma cara como si quisiera convencerles de algo. El tercer torero que dobla es Diego Urdiales, que llegará a La Ribera en el mejor momento de su carrera en un año que comenzó muy bien en Arnedo y en Sevilla pero que se frenó tras sortear varios lotes infames en mayo en Las Ventas. Sin embargo, lejos de desanimarse, el arnedano ha firmado un verano excelente con triunfos en Tudela, Vitoria, Arles, Ejea y tres tardes en las que rayó un nivel memorable: los victorinos en Dax (con salida a hombros incluida), y las dos de Bilbao: la oreja ante los grises de Albaserrada y sus naturales de almíbar, y el atragantón de la sustitución de Miguel Ángel Perera de sopetón ante una de las corridas más exigentes de la temporada, tal y como se designó al monumental envío del Puerto de San Lorenzo de las Corridas Generales. Diego fue uno de los triunfadores de la pasada feria y se acartela dos tardes: la primera con Morante y un posible sustituto de Cayetano (muchos aficionados estarían encantados si el festejo quedara en un mano a mano ente los dos) y el jueves, con los asatados de Torrestrella y con El Cid y El Fandi como compañeros de terna. De los que vienen a un festejo sobresale José Antonio Morante de la Puebla, quizás el torero más esperado por los aficionados. Morante dejó el año pasado las dos mejores tandas con la derecha de la feria y no se percató casi nadie. Quizás nuestra plaza no se encuentre entre las que más se siente, pero conviene tener paciencia con él. Si lo ve claro puede poner en cuestión hasta los mismísimos cimientos del funcional coso logroñés. Y regresa Enrique Ponce a una plaza en la que ha tenido sus más y sus menos y de la única que nunca ha salido aupado a hombros. Su temporada está siendo muy extraña: muy desdibujado en Valencia y Sevilla, desapareció en mayo y en Bilbao dio un nivel colosal. En los carteles ya no hay más figuras, acaso El Cid, que anda tomado con alfileres pero que le han tocado con una varita de la suerte en los lotes. El albaceteño Rubén Pinar tiene que confirmar lo del año pasado y Talavante, Leandro, y Luque tienen la obligación de comerse el mundo. La corrida del domingo está en otra onda porque los taurinos tienen la manía de encasillarlo todo: vuelve la maestría de El Fundi con dos jóvenes (Sergio y Alberto Aguilar) con mucho apetito.
o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja y la foto es de Justo Rodríguez.