Manuel Francisco Pérez Pérez |
Me seduce el rigor con el que se emplea a sí mismo, la contundencia implacable de su entrega. Es José Tomás, el torero con el que nadie había podido soñar porque sencillamente resulta inalcanzable su estela.
Ha cortado la temporada como consecuencia de los efectos de la brutal cornada de Aguascalientes y la notica ha caído como una losa de granito entre los aficionados, entre los que le siguen por medio mundo y los que admiramos su inmarcesible torería.
Confieso que no sé qué decir. El agujero de su ausencia es extenso, inabordable, hay como un vacío en la temporada absolutamente irreemplazable. Todos deseamos que se cure pronto, que su pierna izquieda se revitalice cuanto antes, que pueda volver a torear para disfrutar de nuevo de lo magnífico de una tarde de toros a su lado, contemplando la forma en la que tiene de sujetarnos cuando él se asoma a todos los precipicios.
Le echamos de menos maestro (mucho)